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Resto del mundo

Trump reportó pérdidas por más de mil millones de dólares en 10 años y no pagó impuestos: NYT

Los negocios de Donald Trump perdieron más de mil millones de dólares de 1985 a 1994, reportó el martes el periódico The New York Times, con base en información fiscal que el diario adquirió.

El Times dijo que consiguió unas copias de las transcripciones de impuestos oficiales del Servicio Interno de Impuestos (IRS por sus siglas en inglés) del entonces futuro Presidente, incluidas algunas cifras de su formulario de impuestos federales.

El periódico señaló que Trump reportó pérdidas empresariales por 46.1 millones de dólares en 1985, y un total de mil 170 millones de dólares en pérdidas para el periodo de 10 años.

Después de comparar la información de Trump con las de otras personas de altos ingresos, el Times concluyó que el ahora mandatario “parece haber perdido más dinero que casi cualquier otro contribuyente estadounidense”. A causa de sus pérdidas empresariales, Trump no pagó impuestos sobre la renta durante ocho de los 10 años, reportó el diario.

La Comisión de Recursos y Arbitrios de la Cámara de Representantes ha pedido al IRS proporcionar las declaraciones de impuestos personales y de negocios de Trump de 2013 a 2018. El lunes, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin dijo que no las entregaría y que la solicitud del panel “carece de un propósito legislativo legítimo”.

Es probable que la acción de Mnuchin, aunque prevista, provoque una disputa legal. Las principales opciones disponibles para los demócratas son enviar un citatorio al IRS para las declaraciones o presentar una demanda.

Trump es el primer presidente desde Watergate en rehusarse a hacer públicas sus declaraciones de impuestos.

Fuente: AP

Resto del mundo

Colapsa el Louvre por huelga: trabajadores paralizan el museo más visitado del mundo por turismo excesivo y abandono oficial

El Louvre, emblema cultural de Francia y cuna de obras maestras universales como la Mona Lisa y la Venus de Milo, cerró abruptamente sus puertas este lunes debido a una huelga espontánea de su propio personal, que denuncia una crisis estructural alimentada por el turismo masivo, el abandono estatal y condiciones laborales insostenibles.

Miles de turistas —algunos con boletos en mano desde hace meses— quedaron varados frente a la icónica pirámide de cristal, sin explicaciones claras, formados bajo el sol parisino. La imagen fue impactante: el museo más famoso del planeta, paralizado por los mismos trabajadores encargados de proteger y compartir su patrimonio con el mundo.

«Es el gemido de la Mona Lisa aquí afuera», dijo con ironía Kevin Ward, un visitante estadounidense. «Miles esperando, sin comunicación. Supongo que hasta ella necesita un descanso».

El paro surgió sin aviso, en medio de una reunión rutinaria entre trabajadores de galería, seguridad y venta de boletos, quienes decidieron no tomar sus puestos como forma de protesta ante lo que definen como una situación “inaguantable”. Denuncian afluencias desbordadas, plantillas insuficientes y un desgaste físico y emocional permanente.

A pesar de que el presidente Emmanuel Macron anunció en enero un ambicioso plan de renovación por hasta 800 millones de euros, el personal del Louvre afirma que los problemas son actuales y urgentes. “No podemos esperar seis años para tener ayuda”, afirmó Sarah Sefian, una de las trabajadoras en huelga. “No se trata solo del arte, se trata de las personas que lo cuidan”.

El museo recibió 8.7 millones de visitantes el año pasado, más del doble de lo que su infraestructura puede tolerar. La sala donde se exhibe la Mona Lisa recibe a diario unas 20,000 personas, muchas de ellas empujadas a tomar una selfie rápida sin siquiera mirar las otras obras maestras que la rodean. “No ves un cuadro, ves celulares y empujones”, lamentó una turista coreana.

El proyecto anunciado por Macron —bautizado como «Nuevo Renacimiento del Louvre»— contempla una nueva entrada por el río Sena, una sala dedicada exclusivamente a la Mona Lisa y boletos con horario asignado. Sin embargo, los trabajadores critican que, mientras se planean reformas para dentro de una década, las subvenciones operativas del museo se han reducido más de 20% en diez años.

“No nos parece bien que el presidente venga a dar discursos aquí, mientras por dentro el museo se está cayendo”, dijo Sefian.

En una nota interna filtrada, la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, reconoció que el edificio ya no es completamente hermético, que las fluctuaciones de temperatura amenazan las obras y que los servicios básicos para visitantes —como baños, áreas de descanso y señalización— no cumplen estándares internacionales.

La crisis del Louvre coincide con protestas contra el turismo descontrolado en toda Europa. Este fin de semana hubo manifestaciones en Mallorca, Lisboa y Venecia, donde miles de residentes salieron a las calles a denunciar el impacto del turismo sobre la vida cotidiana. En Barcelona, incluso, activistas usaron pistolas de agua contra los visitantes.

A pesar de la huelga, algunos trabajadores del Louvre podrían permitir el acceso limitado a una “ruta de obras maestras” este mismo lunes. El museo cerrará el martes, como es habitual, y se espera que el miércoles se reanuden las operaciones con normalidad, aunque todo dependerá de los avances en las negociaciones.

Por ahora, el Louvre, símbolo del arte y la historia humana, se ha convertido también en un símbolo del colapso de un modelo turístico que, sin límites ni responsabilidad institucional, amenaza con rebasar incluso los cimientos de la cultura más sagrada.

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