La periodista mexicana Carmen Aristegui cuestionó al empresario Fabio Massimo Covarrubias por llamarla «mi reina» durante la transmisión en vivo de su noticiario en redes sociales y Radio Centro.
Covarrubias Piffer asistió esta mañana al estudio de Aristegui para sostener una entrevista en la que intentó defender la legalidad de la supuesta venta a «sobreprecio» de su empresa Fertinal, que en enero de 2016 fue adquirida por Petróleos Mexicanos (Pemex) por 203 millones de dólares cuando, de acuerdo con el semanario Proceso, el valor real de mercado de dicha firma no superaba los 15 millones de dólares.
Además, Pemex pagó otros 406 millones de dólares para cubrir la deuda que Fertinal tenía con Banco Azteca, propiedad del empresario Ricardo Salinas Pliego. En el total de la operación de venta, se incluyó el pago de 50 millones de dólares de un reparto de dividendos aprobado por los propios accionistas de la firma, una vez que ya se tenía certeza de la compra por parte de la petrolera mexicana.
En su exposición, Fabio Massimo Covarrubias rechazó las acusaciones de la entrega de un supuesto soborno al presidente Enrique Peña Nieto para que diera la instrucción al entonces director general de Pemex, Emilio Lozoya, de llevar a cabo la operación de compra de su empresa.
De acuerdo con el expropietario de Fertinal, avalúos de las firmas Evercore y Goldman Sachs situaban a la empresa con un valor de compra de entre 770 y 880 millones de dólares, por lo que en realidad la venta al gobierno mexicano estuvo por debajo del precio de mercado.
Además, negó conocer personalmente a Emilio Lozoya o Ricardo Salinas Pliego y aseguró que la relación con Banco Azteca se inició en 2006, con la solicitud de un crédito.
En un momento del intercambio entre la comunicadora y el empresario, Covarrubias insistió en que el pago a accionistas provino de créditos de Nacional Financiera (Nafin) y Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), cuyo término coloquial es «saliva».
Al tratar de minimizar la situación del involucramiento de créditos del gobierno federal en la operación, Aristegui subrayó la participación de dichas instituciones y que no eran crédito, lo que llevó al empresario a emplear un tono condescendiente y ofensivo con el uso de la expresión: «mi reina».