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Resto del mundo

Caos en Hong Kong por protestas y enfrentamientos

El centro de Hong Kong volvió a sumirse en el caos el sábado por la tarde, con bombas molotov, una barricada incendiada y gases lacrimógenos en violentos enfrentamientos entre la policía y manifestantes, que desafiaron la prohibición de movilizarse e invadieron de nuevo las calles de la excolonia británica.

La policía justificó la decisión de prohibir una nueva manifestación este sábado por los enfrentamientos ocurridos el domingo pasado, uno de los episodios más graves desde el inicio de la protesta en junio.

Pero decenas de miles de manifestantes vestidos de negro -color emblemático de la protesta- desfilaron por por la tarde por varios barrios del centro de la región semiautónoma.

Recuperar Hong Kong, la revolución de nuestra época», coreaban.

La tensión subió al final de la tarde, cuando un pequeño grupo de radicales atacó con piedras y bombas molotov a policías situados alrededor del complejo que alberga principalmente el Parlamento local, que había sido saqueado el 1 de julio.

Lograron derribar brevemente las barreras que protegen el Parlamento, antes de ser rápidamente repelidos por la policía con gases lacrimógenos y con cañones de agua, que despedían en especial un líquido azul.

Medios locales informan que este colorante permite identificar después a los sospechosos.

Las manifestaciones pacifistas no funcionan», denunció una manifestante de 22 años que se identificó como Stone.

Los radicales deben expresar su cólera para obtener algo», consideró.

No nos rendiremos», decía una pintada en un muro de la estación de metro vecina de Admiralty.

Los manifestantes se desplazaron después hacia el este.

Incendiaron principalmente una enorme barricada constituida de asientos arrancados de las gradas de un terreno deportivo, cerca del cuartel general de la policía, en el sector de Wanchai (centro). Las llamas fueron sofocadas al cabo de media hora.

Manifestantes radicales lanzaron bombas incendiarias y corrosivas (contra los agente)», denunció la policía en un comunicado, hablando de ‘amenaza grave’ para el resto de personas alrededor.

Excelsior

Resto del mundo

Colapsa el Louvre por huelga: trabajadores paralizan el museo más visitado del mundo por turismo excesivo y abandono oficial

El Louvre, emblema cultural de Francia y cuna de obras maestras universales como la Mona Lisa y la Venus de Milo, cerró abruptamente sus puertas este lunes debido a una huelga espontánea de su propio personal, que denuncia una crisis estructural alimentada por el turismo masivo, el abandono estatal y condiciones laborales insostenibles.

Miles de turistas —algunos con boletos en mano desde hace meses— quedaron varados frente a la icónica pirámide de cristal, sin explicaciones claras, formados bajo el sol parisino. La imagen fue impactante: el museo más famoso del planeta, paralizado por los mismos trabajadores encargados de proteger y compartir su patrimonio con el mundo.

«Es el gemido de la Mona Lisa aquí afuera», dijo con ironía Kevin Ward, un visitante estadounidense. «Miles esperando, sin comunicación. Supongo que hasta ella necesita un descanso».

El paro surgió sin aviso, en medio de una reunión rutinaria entre trabajadores de galería, seguridad y venta de boletos, quienes decidieron no tomar sus puestos como forma de protesta ante lo que definen como una situación “inaguantable”. Denuncian afluencias desbordadas, plantillas insuficientes y un desgaste físico y emocional permanente.

A pesar de que el presidente Emmanuel Macron anunció en enero un ambicioso plan de renovación por hasta 800 millones de euros, el personal del Louvre afirma que los problemas son actuales y urgentes. “No podemos esperar seis años para tener ayuda”, afirmó Sarah Sefian, una de las trabajadoras en huelga. “No se trata solo del arte, se trata de las personas que lo cuidan”.

El museo recibió 8.7 millones de visitantes el año pasado, más del doble de lo que su infraestructura puede tolerar. La sala donde se exhibe la Mona Lisa recibe a diario unas 20,000 personas, muchas de ellas empujadas a tomar una selfie rápida sin siquiera mirar las otras obras maestras que la rodean. “No ves un cuadro, ves celulares y empujones”, lamentó una turista coreana.

El proyecto anunciado por Macron —bautizado como «Nuevo Renacimiento del Louvre»— contempla una nueva entrada por el río Sena, una sala dedicada exclusivamente a la Mona Lisa y boletos con horario asignado. Sin embargo, los trabajadores critican que, mientras se planean reformas para dentro de una década, las subvenciones operativas del museo se han reducido más de 20% en diez años.

“No nos parece bien que el presidente venga a dar discursos aquí, mientras por dentro el museo se está cayendo”, dijo Sefian.

En una nota interna filtrada, la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, reconoció que el edificio ya no es completamente hermético, que las fluctuaciones de temperatura amenazan las obras y que los servicios básicos para visitantes —como baños, áreas de descanso y señalización— no cumplen estándares internacionales.

La crisis del Louvre coincide con protestas contra el turismo descontrolado en toda Europa. Este fin de semana hubo manifestaciones en Mallorca, Lisboa y Venecia, donde miles de residentes salieron a las calles a denunciar el impacto del turismo sobre la vida cotidiana. En Barcelona, incluso, activistas usaron pistolas de agua contra los visitantes.

A pesar de la huelga, algunos trabajadores del Louvre podrían permitir el acceso limitado a una “ruta de obras maestras” este mismo lunes. El museo cerrará el martes, como es habitual, y se espera que el miércoles se reanuden las operaciones con normalidad, aunque todo dependerá de los avances en las negociaciones.

Por ahora, el Louvre, símbolo del arte y la historia humana, se ha convertido también en un símbolo del colapso de un modelo turístico que, sin límites ni responsabilidad institucional, amenaza con rebasar incluso los cimientos de la cultura más sagrada.

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