El pasado miércoles los padres de los niños con cáncer que han sido afectados severamente por el desabasto de medicamentos y tratamientos acudieron al Aeropuerto Internacional Benito Juárez con la intención de acostarse en las pistas y así llamar la atención del gobierno, ciudadanos y medios de comunicación. Estas personas han caído en la desesperación, desde hace meses el abasto ha ido en decremento, en algunos casos “afortunados” ha llegado a cuenta gotas y la enfermedad de sus pequeños sigue avanzando.
Nueve largos meses en los que el desabasto de medicamentos oncológicos en instituciones públicas va creciendo, en ese periodo el gobierno no ha podido resolver el problema.
Es innegable que los corruptos tratos en el abasto de medicamentos han sido un mal enorme que aquejó a varias administraciones, los grandes emporios farmacéuticos se han aprovechado de la vulnerabilidad y presionando al gobierno con la complicidad de funcionarios corruptos, han hecho fortunas, no solo a niveles federales, si no en nuestro sistema estatal también.
Lo anterior es el argumento principal del gobierno federal para detener los tratos con esos emporios, pero las decisiones han sido encausadas de la peor manera. Desde la campaña nos anunciaron que el combate a la corrupción seria el pilar de esta nueva transformación, es decir, ya se sabía a lo que se enfrentarían. Por lo antes mencionado, la responsabilidad directa de contar con un plan de ataque y buscar allegarse de proveedores competentes es directamente de quienes hoy están al mando. Se cansaron de decirnos que serían la panacea a todo mal, hoy ya pasaron meses y la respuesta no llega.
El viernes pasado los padres de familia rebasados por su frustración siguieron en su línea y buscaron acudir al presidente en su conferencia matutina, ya que la policía el miércoles en el aeropuerto detuvo el intento de bloquear las pistas, esa mañana se les negó la entrada. La prensa cuestionó al ejecutivo de inmediato por ese tema, quienes buscaron manifestarse lograron el objetivo.
El presidente y sus funcionarios del sector salud, seguían en su postura de que no existe el desabasto y culparon a la corrupción de que los medicamentos no llegaran a los niños. Pero con la presión mediática el viernes dio resultado, a medias, porque el ejecutivo dijo abiertamente que tenían una “hipótesis”, la cual insinuaba que los directores de hospitales públicos en donde se atienden estos pequeños estaban causando ese descontrol por los contratos que tenían con PiSa, empresa y monstruo farmacéutico que antes abastecía, hoy “quieren seguir teniendo el control” aseguro López Obrador.
Luego afirmó que la Secretaría de la Función Pública abriría una investigación y que las resistencias a un cambio están presionando y piensan que así se darán marcha atrás a sus decisiones, que manipulan la situación y que él no cedería.
Manejar los temas políticos con astucia, gracia y sutileza es un don que muy pocos poseen, entendemos perfectamente y jamás negaríamos la existencia de redes de corrupción, pero es un contra sentido tener ese discurso mientras dan la bienvenida a funcionarios con pasados obscuros.
Tenemos que ser coherentes y eso cuesta mucho, la realidad es que el sistema de salud ha entrado en una crisis, hoy nuestros pequeños están desprotegidos. Y mientras buscan desaparecer vestigios del pasado como lo fue el Seguro Popular, con el objetivo claro de borrar pasadas administraciones, aun y cuando este funcionaba, no llegaremos a ningún lado.
Muchos de nosotros no contamos con asistencia hospitalaria privada, el mundo hoy toma precauciones contra el coronavirus y nuestro país no está preparado para combatir ese monstruo. El presidente cuenta con nuestro apoyo para luchar en contra de la corrupción, pero con estrategia, de manera pensada y con tiros de precisión. No estamos para culpar fantasmas y menos con la desprestigia Secretaria de la Función Publica, entendemos que ese mal tiene que terminar, pero no acosta de la salud de nuestros niños.