Tumaco y Buenaventura. Dos municipios colombianos devastados por décadas de violencia. Dos plazas clave para el tráfico internacional de drogas en el país que más hoja de coca produce en el mundo. Ambos están a orillas del Pacífico, un territorio donde se inicia el 70% del tráfico marítimo de cocaína en esa región.
La estimación es del Departamento de Defensa de Estados Unidos, según recoge un informe de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) que se difundirá el lunes, y choca con el plan militar contra el narco anunciado por Donald Trump. El miércoles el mandatario aseguró que su Administración duplicará el despliegue de barcos de combate y soldados en el Caribe y en el Pacífico para evitar que los cárteles se afiancen durante la emergencia mundial del coronavirus. Sin embargo, su equipo puso el acento en el Caribe y no ocultó que la estrategia pretende intensificar la presión contra el régimen de Nicolás Maduro, a quien que la justicia estadounidense acusa formalmente de narcotráfico.
Los datos y los cálculos de los que dispone Washington demuestran que en Venezuela y en la costa oriental de Colombia se origina el 30% del tráfico marítimo de drogas, que representa un 85% del total. En cambio, el 15% de transporte aéreo sí está especialmente centrado en el Caribe. Estados Unidos aún no ha ofrecido detalles sobre la operación militar, pero el Gobierno de Trump recibió críticas por no centrar todos sus esfuerzos de contención en el área donde se registran más incautaciones. Las objeciones no llegaron solo de Caracas. El aparato del régimen está tan enfrentado a la Administración estadounidense que la retórica antiimperialista se ha convertido en la música de fondo de cualquier señalamiento, restándole credibilidad. Las observaciones en este caso se dieron entre los expertos en lucha contra las drogas. Colombia, según el último informe de la Casa Blanca, conocido hace un mes, pasó en 2019 de 208.000 hectáreas sembradas con hoja de coca a tener 212.000, lo que supone un nuevo récord. El crecimiento es muy leve, se trata más bien de un estancamiento. Pero la producción y el tráfico no remiten y casi todo pasa por el Pacífico, entre Colombia y Ecuador.
“El gran problema del tráfico de drogas lo tenemos ahí”, señala Ariel Ávila, subdirector de Pares. “Las autoridades estadounidenses reportan centenares de eventos desde el Pacífico, particularmente desde la costa de Nariño, que limita con Ecuador, y la costa pacífica del Cauca. Y allí es donde se vive la principal reconfiguración de la violencia luego de la dejación de armas de las FARC. Casi una veintena de organizaciones criminales y grupos armados ilegales se disputan metro a metro el territorio en toda esa zona», asevera. “La otra conclusión es que en el corto plazo no se ve una mejora del mercado de las drogas en Colombia”, continúa. «Tal vez la recesión producto del coronavirus sea la única esperanza, pero antes de eso había una fuerte demanda de la cocaína en varios mercados y con la revaluación del dólar el negocio se hacía muy lucrativo”.
La radiografía de la fundación, que se detiene en el análisis de los territorios fronterizos, revela que, al menos desde 2002, se siembra coca en los mismos espacios con menor o mayor intensidad. El uribismo, la corriente política que se agrupa en torno al expresidente colombiano Álvaro Uribe se revolvió durante años contra Juan Manuel Santos acusándole de no haber tenido suficiente mano dura contra el narco. Aun así, mientras se aproxima el ecuador del mandato de Iván Duque, que llegó a la presidencia impulsado por Uribe, esa tendencia no tiene visos de invertirse. El último cálculo anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas, que se remonta al pasado agosto, sí reflejó un frenazo de los cultivos en 2018. Es decir, Colombia pasó de 171.000 hectáreas a 169.000. Los datos de la ONU suelen ser más prudentes que los de la Oficina de política nacional de control de drogas de Washington. En cualquier caso, el país andino sigue siendo epicentro mundial de la producción.
“La mayor cantidad de eventos [flujos de salida] se dio por el Pacífico colombiano. También es notorio como se reactivó la ruta del mar Caribe. Para el caso de Venezuela se nota una actividad importante, pero mucho menor a lo que se vive en el Pacífico”, describe el informe. “La estrategia colombiana y norteamericana contra Maduro se basa en el principio de que por allí sale la mayor cantidad de droga que se produce en Colombia. Sin embargo, al revisar los datos del propio Gobierno de los Estados Unidos hay cosas que no cuadran”. En realidad, las últimas acciones emprendidas por Washington contra el chavismo no ocultan que su objetivo de fondo es el derrocamiento del régimen, al considerarlo responsable de “inundar” de cocaína a Estados Unidos. La acusación de tráfico internacional de drogas busca incapacitar al sucesor de Hugo Chávez y a toda su cúpula en una supuesto escenario de transición.
Hace dos semanas la Armada de Colombia anunció un decomiso de 1,1 toneladas de cocaína que estaba siendo transportada en un semisubmarino a 70 millas de Buenaventura. Al mismo tiempo, las autoridades se incautaron de casi 600 kilos de marihuana en una lancha. Detuvieron a ciudadanos colombianos y a cuatro extranjeros: un ecuatoriano, un costarricense, un nicaragüense y un mexicano. Estos episodios se multiplican precisamente en la costa del Pacífico. Mientas tanto, Trump y Maduro siguen con un pulso que es eminentemente político y va más allá de la lucha contra el narcotráfico.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.