El día de hoy el presidente López Obrador Hablo de diferencia con el ex secretario Jiménez Espriú, a causa de que la marina ocupe la seguridad de las fronteras y aduanas. Sin embargo hay mucho más en el caso.
En abril del año pasado Jiménez Espriú señaló que no hubo corrupción en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco y que la cancelación de éste se relacionó con temas de carácter técnico, así como el costo económico y social; un día después el mandatario corrigió la información del miembro de su gabinete y afirmó que sí hubo corrupción en el proceso.
“Es corrupción porque por intereses se decidió construir el aeropuerto de Texcoco en el peor sitio del Valle de México, en donde se producen más hundimientos, donde no se garantizaba la calidad de la obra”, dijo entonces el Presidente.
En junio del año pasado, luego de que López Obrador se refiriera a quienes presentaron los amparos por el aeropuerto de Santa Lucía, como “corruptos”, el entonces titular de la SCT manifestó que no estaba de acuerdo con el Presidente.
Entonces se especuló la posible salida del funcionario. Más tarde en un mensaje a través de su cuenta de Twitter desmintió la información y dijo que en dicho tema en particular, estaba de acuerdo con el Presidente.
Otra información que causó revuelo en relación al ex titular de la SCT y el Ejecutivo fue la de la relación del primero con la compañía Braskem Idesa, una filial de Obredecht en la planta petroquímica Etileno XXI.
Esto surgió en junio de 2018, antes de las elecciones presidenciales. «López Obrador está perfectamente enterado de esto desde hace mucho tiempo. Yo soy miembro del consejo de administración de Idesa. Así está en mi página, así está en el currículum que yo le entregué al señor López Obrador, sabe perfectamente de qué se trata», dijo entonces para Radio Fórmula Espriú.
Otro de estos desencuentros ocurrió cuando el Presidente estaba analizando qué hacer con el avión presidencial debido a que no se encontraban compradores. Al consultar a Jiménez Espriú sobre la propuesta de rifarlo, la cual desconocía, dijo que no la veía viable y que había mejores opciones.
El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.