Donald Trump fue trasladado al Centro Médico Militar Walter Reed donde permanecerá varios días para su tratamiento por el virus que ha matado a más de 200 mil personas en este país, y que él mismo ha minimizado durante meses, informó la Casa Blanca, nutriendo así el clima de caos e incertidumbre política que el presidente ha cultivado cuando falta un mes para las elecciones nacionales del 3 de noviembre.
La Casa Blanca informó que la decisión de trasladar al presidente –por helicóptero– se tomó por una abundancia de precaución, subrayó que tiene síntomas moderados y que ha continuado trabajando durante el día. Fuentes cercanas al presidente informaron a medios que tiene fiebre baja, congestión y tos.
Sin embargo, su inusual silencio en Twitter –desde su mensaje la madrugada del viernes– y noticias de que ya ha recibido una dosis de un coctel experimental de medicinas, provocó especulación de que su condición es más grave de lo que se informa oficialmente.
En un video hecho poco antes de abordar el helicóptero para el traslado al centro médico en las afueras de la capital y difundido esta noche, Trump agradeció todo el apoyo y dijo: pienso que estoy bastante bien, pero vamos ha asegurar que las cosas funcionen.
La Casa Blanca podría ser un foco de contagio, con el anuncio de que la asesora del presidente Hope Hicks tuvo resultado positivo el jueves y Trump tuiteó alrededor de la una de la mañana de este viernes que él y su esposa Melania también resultaron positivos; poco después se informó que tres personas más que habían estado con el presidente resultaron contagiadas. Más empleados de la sede presidencial se están sometiendo a exámenes este viernes. Por ahora, el vicepresidente Mike Pence y su esposa anunciaron que resultaron negativos.
Esta es la amenaza de salud más grave para un presidente estadunidense en décadas. Con ello, este año de múltiples crisis –desde la pandemia, la crisis económica, el estallido de un movimiento de protesta social contra el racismo sistémico, incendios e inundaciones ligados al cambio climático y un presidente que ha rehusado garantizar que reconocerá los resultados electorales ni una transición pacífica del poder– se ha vuelto aún más caótico.
Pesadilla electoral
Por ahora, la noticia es una pesadilla política para un presidente que ha minimizado la pandemia desde febrero, asegurando incluso que muy pronto desaparecería, que él tenía todo bajo control y contradiciendo, reiteradamente, a sus propios expertos de salud pública. Por cierto, pocas horas antes de anunciar que estaba contagiado, declaró en un mensaje pregrabado para un acto la noche del jueves que estamos por dar la vuelta y dejar atrás a la pandemia.
De hecho, insistió en realizar mítines masivos sin medidas de sana distancia y mascarillas, actitud que mantuvo esta misma semana en Minnesota y en varias reuniones privadas, incluso el mismo jueves, aun después de que sabía que Hicks, con quien había viajado esta semana, se había contagiado.
El martes, durante el primer debate presidencial, Trump se burló de su contrincante demócrata, Joe Biden, por usar siempre cubrebocas. Biden respondió que su contrincante era un tonto por no respetar las recomendaciones para evitar la propagación del Covid-19.
Hoy Biden fue diplomático afirmando que ante este noticia este no puede ser un momento partidista. Tiene que ser un momento americano. Tenemos que unirnos como nación. Pero recordó que el virus no desaparecerá por sí solo. No tuvo que expresar su agradecimiento porque la noticia coloca la contienda justo donde Biden deseaba: sobre la pandemia.
La presidenta de la cámara baja y la demócrata más poderosa en Washington, Nancy Pelosi, fue un poco más directa: entrar en multitudes sin cubrebocas y todo lo demás fue un tipo de invitación descarada a que esto sucediera.
Fuente: La Jornada