Estados Unidos inició el despliegue de 4 mil elementos, en su mayoría infantes de Marina, en aguas del Caribe y América Latina con el argumento de frenar el tráfico de drogas. La operación incluye aviones de reconocimiento, destructores, un submarino nuclear y un barco de guerra equipado con misiles, lo que confirma una estrategia de clara exhibición de fuerza.
La primera revelación provino de la cadena CNN, que citó a oficiales del Departamento de Defensa. Posteriormente, otros medios confirmaron que la misión contempla aeronaves P8 Poseidon, así como equipos de vigilancia marítima. Uno de los oficiales consultados calificó el movimiento como una maniobra disuasoria, aunque admitió que la sola presencia militar abre la puerta a un abanico de posibles acciones.
Pese a ello, especialistas cuestionaron la utilidad de los marines en tareas antidroga, ya que carecen de formación específica en este ámbito. Consideran indispensable la intervención de la Guardia Costera, aunque no está claro si será incorporada. Tradicionalmente, este tipo de operaciones recaían en la DEA y no en las fuerzas armadas, un cambio que refleja la política del nuevo gobierno de Donald Trump.
Hace unos meses salió a la luz una carta del secretario de Defensa, Pete Hegseth, en la que definió como misión del ejército “sellar las fronteras y repeler cualquier forma de invasión”, incluyendo inmigración irregular, tráfico de drogas, contrabando de personas y actividades criminales. Incluso mencionó la posibilidad de deportaciones coordinadas con el Departamento de Seguridad Nacional.
La decisión provocó reacciones en México. Desde Chetumal, Quintana Roo, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó cualquier forma de intervencionismo, aunque confirmó que existe coordinación con Washington. “Se colabora y se coordinan acciones en instancias internacionales, pero nunca el intervencionismo”, afirmó durante su conferencia matutina en la Base Aeronaval de Chetumal.
La mandataria precisó que el secretario de Marina informó en el Gabinete de Seguridad sobre la presencia de buques estadounidenses en aguas internacionales, principalmente entre Panamá y Sudamérica. “Nuestra postura será siempre el respeto a la autodeterminación de los pueblos, no solo para México, sino para toda América Latina y el Caribe”, enfatizó.
Sheinbaum también respondió a las declaraciones de Donald Trump, quien un día antes aseguró que “México hace lo que le decimos y Canadá hace lo que le decimos”. La presidenta replicó que en México “el único que manda es el pueblo”.
Trump defendió su decisión alegando que, a diferencia de su antecesor Joe Biden, él no requirió legislación para cerrar las fronteras. “Yo simplemente dije ‘vamos a cerrarlas’, y todos lo entendieron. Ahora vuelven a respetar al país”, declaró el mandatario republicano.