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Resto del mundo

Un buque militar de EE.UU. realiza disparos de advertencia tras el acercamiento de tres navíos iraníes

Un buque militar estadounidense efectuó disparos de advertencia la noche de este lunes ante el acercamiento de tres barcos iraníes de la Armada de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica que «no ejercieron la debida consideración por la seguridad de otras embarcaciones tal y como lo exige el derecho internacional», confirmó este martes la Armada de EE.UU.

Las naves iraníes se acercaron al USS Firebolt, patrullero costero de la Armada estadounidense, y al USCGC Baranoff, patrullero de la Guardia Costera de EE.UU., a unos 60 metros de distancia en las aguas internacionales del golfo Pérsico.

Los militares estadounidenses detallaron que las tripulaciones de sus barcos primero «emitieron múltiples advertencias» por la radio y megáfonos, «pero los buques de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica continuaron sus maniobras a corta distancia», y entonces el USS Firebolt realizó disparos de advertencia que sí surtieron efecto.

Asimismo, la Armada de EE.UU. subrayó que las acciones de los barcos iraníes «aumentaron el riesgo de desacierto y/o una colisión» y no siguieron el Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes, que regula las normas de navegación. Los buques norteamericanos, por su parte, llevaban a cabo operaciones rutinarias de seguridad marítima en el momento del incidente, precisaron en el comunicado.

  • A principios de abril ocurrió un episodio similar. Tres lanchas rápidas de ataque y un buque de apoyo Harth 55, pertenecientes a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, rodearon a dos barcos de la Guardia Costera de EE.UU. que se encontraban patrullando aguas internacionales en la parte sur del golfo Pérsico.
  • Luego el 15 de abril, 11 embarcaciones iraníes realizaron acercamientos peligrosos a seis buques de guerra estadounidenses que operan en la zona.

 

Resto del mundo

«Alligator Alcatraz»: El polémico centro de detención rodeado de caimanes que divide a Florida

Florida ha establecido una controvertida instalación de detención migratoria en los pantanos de los Everglades, a menos de 50 millas del resort de Donald Trump en Miami. La propiedad, apodada «Alligator Alcatraz» por funcionarios estatales, fue construida en días transformando el aeropuerto Dade-Collier Training and Transition en una ciudad temporal de carpas con capacidad para albergar hasta 3,000 migrantes.

El gobernador Ron DeSantis adoptó el apodo acuñado por su fiscal general, argumentando que la ubicación ofrece seguridad natural. «Claramente desde una perspectiva de seguridad, si alguien escapa, hay muchos caimanes con los que tendrá que lidiar. Nadie va a ninguna parte una vez que haga eso», declaró DeSantis durante una conferencia de prensa.

La instalación funciona como un centro completamente autónomo, con migrantes alojados en remolques de FEMA reacondicionados y estructuras temporales similares a las utilizadas para víctimas de desastres naturales. Los servicios básicos como agua, alcantarillado y electricidad son proporcionados por equipos móviles, mientras que grandes unidades portátiles de aire acondicionado intentan combatir las temperaturas que superan los 90 grados Fahrenheit.

Representantes del Congreso que visitaron la facilidad reportaron condiciones alarmantes, describiendo a cientos de migrantes confinados en jaulas bajo calor sofocante, infestaciones de insectos y comidas escasas. «Están esencialmente empacados en jaulas, humanos pared a pared, 32 detenidos por jaula», declaró la representante Debbie Wasserman Schultz tras su recorrido.

La operación anual de «Alligator Alcatraz» costará 450 millones de dólares, según funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional. Florida cubrirá inicialmente los costos y luego solicitará reembolsos a través de FEMA y el Departamento de Seguridad Nacional. No olvides visitar Segundo a Segundo Noticias de Chihuahua, México y el Mundo.

El proyecto enfrenta oposición de activistas por los derechos de los inmigrantes, ambientalistas y miembros de la comunidad indígena Miccosukee, quienes consideran la instalación una amenaza a sus tierras sagradas y al delicado ecosistema de los Everglades. La controversia se intensifica por estar ubicada cerca de la fuente principal de agua potable para ocho millones de habitantes del sur de Florida.

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