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Una ‘app’ apenas conocida en EE.UU. y Europa ofrece competencia a Spotify y la adelanta en África: ¿en qué consiste su fenómeno?

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Audiomack Inc., compañía casi desconocida en EE.UU. y Europa, se convirtió en el servicio de ‘streaming’ de música más popular de África, adelantando a Spotify, uno de los líderes globales de la industria, gracias a una serie de ventajas valoradas por los usuarios, recoge Bloomberg.

La aplicación permite a los clientes sin suscripción pagada descargar canciones y escucharlas en modo ‘offline’, utilizando un mínimo de datos inalámbricos. En el contexto de los problemas continuos de la conexión a la red, es un gran atractivo para los usuarios.

Además, el servicio contribuye a mantener el interés de los oyentes en la música tradicional africana, al tiempo que ayuda a descubrir talentos. Los nuevos artistas obtienen un camino hacia la visibilidad, ya que pueden subir canciones incluso si no tienen un contrato con un sello o distribuidor de música. Los gerentes de Audiomack seleccionan artistas emergentes cuatro veces al año en todos los géneros y les brindan ‘marketing’ especializado, que implica programas editoriales, promoción social, listas de reproducción, y organización de eventos.

El éxito de Audiomack se vio impulsado en parte por un aumento significativo de usuarios en Nigeria, la nación más poblada del continente. La suscripción al paquete ‘freemium’ financiado con anuncios de canciones descargables, cuesta alrededor de 1,1 dólares al mes. En comparación, para utilizar Spotify, un usuario en Nigeria tendría que pagar casi dos veces más.

«Nuestro objetivo es cerrar la brecha entre los artistas emergentes y los fanáticos que buscan descubrirlos», puntualizó David Ponte, cofundador y director de ‘marketing’ de Audiomack. La oferta de descargas en el servicio de freemium es «una gran ventaja para mucha gente en África», afirmó.

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SocialMediaCUU explica porqué las redes sociales son trascendentales en las elecciones

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Los datos que proporciona el INE respecto de la lista nominal, es decir, la lista de personas que ya tienen credencial para votar, muestra un porcentaje muy amplio de gente joven que votará por primera vez. Entre sus principales características está el hecho de que utilizan principalmente medios digitales para informarse y, por su número, representan un valioso mercado para todos los partidos políticos.


 

En la lista nominal se cuentan poco más de 98 millones de personas, al corte de febrero de 2024. Así, en el país existen poco más de 15 millones de personas inscritas entre los 18 y 24 años; es decir, primovotantes, lo que representa el 15% del total.

Si sumamos a la población millennial y centennial, es decir, todas las personas de 18 a 39 años inscritas, tenemos a casi 47 millones, que representan al 48%, es decir, prácticamente la mitad del universo de votantes.

Las cifras son claras: 15 millones de personas que no han participado jamás en un proceso electoral presidencial (y posiblemente en ningún otro) y que, estadística e históricamente, no tienen una preferencia política definida, pueden inclinar la balanza a favor de cualquier candidata o candidato; y casi la mitad de la lista nominal utiliza Internet y medios digitales para enterarse de las propuestas de las y los actores políticos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad Y Uso De Tecnologías De La Información En Los Hogares (ENDUTIH), en el país existen 93 millones de internautas, siendo la franja de edad de los 18 a los 34 años, la que más se conecta a la red. Por otro lado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra que las audiencias de radio han bajado a un 8.9% del universo de personas que pueden recibir una señal y las de televisión, a 14.1%. Para radio, las audiencias principales se encuentran en el rango de edad de 35 a 44 años, y las de TV se sitúan en 45 años o más.

Y es en este sentido en donde se plantea la problemática de las leyes electorales, ya que se tienen medios tradicionales como la televisión, la prensa impresa y la radio sobrerregulados, que incluso llevaron al INE a convertirse en una especie de central de medios gracias a la excesiva espotización; no obstante, los medios digitales, los más consultados por un enorme segmento de la población, no fueron tomados en cuenta en las normativas actuales.

Las plataformas digitales se convierten en una especie de tierra sin ley que permite a partidos y actores políticos realizar prácticas no éticas sin temor a sanción alguna ya que no solo no se contemplan acciones de comunicación política digital o fiscalización adecuada, además las normativas vigentes solo son aplicables a autoridades, actores y partidos políticos, no obstante, cualquier persona puede hacer una campaña electoral utilizando redes sociales y plataformas digitales.

De ahí la necesidad de crear marcos legales que permitan que las y los ciudadanos puedan elegir de manera libre, autónoma y sin cohesión a sus gobernantes, ya que tal y como se encuentra el panorama normativo electoral, la posibilidad de crear estrategias al marco de la ley para favorecer o entorpecer las campañas es muy alta, frente a un riesgo prácticamente nulo.

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