Lo anunció en un brevísimo comunicado el diario propagandístico del Partido Comunista Chino (PCC) Global Times en su edición del lunes. Xi Jinping, presentado como director de la Comisión Militar Central de China (CMC) -uno de los tantos títulos que posee-, otorgó a un título especial de reconocimiento al Escuadrón de Operaciones Especiales de la Policía Armada de la región autónoma de Xinjiang.
“Xi ha firmado una orden para otorgar un título honorífico de lucha contra el terrorismo a un escuadrón de operaciones especiales de la policía armada de la región autónoma de Xinjiang, en el noroeste de China”, dice el escueto artículo de promoción, en un claro mensaje de provocación a las democracias occidentales que impulsan una investigación completa e independiente sobre las violaciones a los derechos humanos que se producen allí contra las minorías musulmanas.
En los últimos días de junio, ante las Naciones Unidas, más de 40 países, encabezados por Canadá, expresaron en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU su profunda preocupación por las acciones del régimen en Xinjiang, como así también en Hong Kong y el Tíbet.
Artículo del diario del PCC Global Times donde se informa que Xi Jinping decidió galardonar a las fuerzas policiales de Xinjiang (Global Times)
La declaración conjunta, muy esperada, llevaba varios días redactándose y se emitió en la segunda jornada de la 47ª sesión del Consejo en Ginebra. “Estamos muy preocupados por la situación de los derechos humanos en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang”, dijo la embajadora de Canadá, Leslie Norton.
La declaración fue respaldada por Australia, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón, España y Estados Unidos, entre otros países defensores de los derechos humanos y las libertades individuales.
Beijing debe permitir a la jefa de derechos de la ONU, Michelle Bachelet, y a otros observadores independientes “un acceso inmediato, significativo y sin restricciones” a Xinjiang, y poner fin a las “detenciones arbitrarias” de uigures y otras minorías musulmanas, señaló.
Un día antes a esta presentación, fue la misma Bachelet la que exigió al régimen de Beijing un acceso transparente y absoluto a las instalaciones utilizadas como centros de “reeducación” para las minorías según el lenguaje utilizado por las autoridades chinas.
En un discurso en la apertura de la 47ª sesión del Consejo de Derechos Humanos Bachelet dijo que espera poder visitar este año y tener un “acceso significativo” a la región china de Xinjiang, donde “siguen apareciendo informes de graves violaciones de los derechos humanos” contra la minoría musulmana uigur.
Varias organizaciones de derechos humanos acusan a China de internar al menos a un millón de musulmanes en Xinjiang en “campos de reeducación”. Beijing niega esta cifra y habla de “centros de formación profesional” para apoyar el empleo y combatir el extremismo religioso.
Mientras tanto, Xi Jinping parece desoír los reclamos y premia a las fuerzas de seguridad encargadas de encarcelar a las minorías étnicas acusadas de terrorismo por el régimen central. Una señal más de que los derechos humanos no son tenidos en cuenta en China.