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Más del 50% de mexicanos, con problemas para pagar hipotecas y rentas por Covid-19: Inegi

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Más de la mitad de los mexicanos con crédito hipotecario o que arrendan vivienda han tenido problemas para realizar pagos en el último año, por el coronavirus (COVID-19), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) 2020, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Edgar Vielma, director de Estadísticas Sociodemográficas del Inegi, comentó en conferencia de prensa virtual que alrededor del 52% de los connacionales tuvieron problemas para pagar hipotecas, mientras que el 51% para pagar las rentas, en tiempos del COVID-19.

Otro efecto provocado por el COVID-19 ha sido el recorte de gastos destinados a vivienda:

-1.3% para ampliación
-1.8% para gasto en construcción
-4.3% para reparaciones menores o mantenimiento
Edgar Vielma, del Inegi, agregó sobre los efectos del COVID-19:

“El promedio de inversión en vivienda pasó de 26 mil 800 pesos a 18 mil 237 pesos, y pasaron de 6.9 millones a 5.2 millones las viviendas que tuvieron estas modificaciones o reparaciones”.

De acuerdo con la ENVI, de 2014 a 2020, el porcentaje de vivienda propia en México se redujo de 61.4 a 57.1%, mientras que la vivienda rentada aumentó del 15.2 al 16.4%. Carlos Martínez, director del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), reconoció:

“Hay un gran reto de penetración del financiamiento en los mexicanos. La mayoría prefiere hacerse de vivienda con recursos propios, cuando el sistema financiero podría suavizar gasto y acelerar adquisición y construcción. Eso habla de baja penetración del crédito, relativo al tamaño de nuestra economía”.

Patrimonio en tiempos del COVID-19
De acuerdo con la ENVI, realizada por el Inegi, en México existen 35.3 millones de viviendas; sin embargo, existe un déficit de más de ocho millones, de acuerdo a la demanda. La pandemia del COVID-19 también afectó en el progreso para hacerse de una vivienda propia en el país.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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