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Compadres se enamoran, dejan a sus esposas y deciden casarse

Hay historias de amor que resultan realmente impresionantes e inesperadas que ni la mejor película de Hollywood podría retratar y que podrían ocurrirle a cualquier persona sin siquiera imaginarlo.

En redes sociales se hizo viral una curiosa historia de amor que provocó sorpresa entre los internautas, y es que los protagonistas son dos compadres de bautizo, quienes un buen día se dieron cuenta de que estaban muy enamorados, por lo que no dudaron en divorciarse se sus esposas y casarse.

Fue a través de Facebook en donde se hizo viral esta dulce historia, sin embargo, no se dan más detalles de cómo ocurrió todo, aunque si se reconoce el valor de este par de hombres, quienes enfrentaron toda clase de prejuicios sociales para estar juntos.

En la publicación se observa a ambos en el registro civil de algún lugar de México, en donde decidieron sellar su amor.

Y aunque muchos internautas celebraron su amor, muchos otros dejaron crueles comentaros despectivos, sin embargo, fueron más los que optaron por felicitar a la feliz pareja.

Y aunque no se proporcionaron más detalles sobre el enlace, muchos usuarios aseguraron que más bien se trata de una unión sin tanto drama.

La boda entre Orlando Burciaga Navarro y Valentín Contreras Gamiz ocurrió hace unos días en lo que fue el primer matrimonio igualitario en Vicente Guerrero, Durango, de acuerdo a varios medios locales y no tenían otra pareja de la cual se hayan divorciado.

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Periodista estadounidense sobrevive seis días en un parque nacional de Noruega comiendo pasto y bebiendo su propia orina

Lo que comenzó como una excursión solitaria para admirar uno de los glaciares más imponentes de Noruega terminó convertido en una odisea de supervivencia. Alec Luhn, periodista especializado en temas climáticos y con amplia experiencia en actividades al aire libre, pasó seis días atrapado en el Parque Nacional Folgefonna después de caer por una ladera y sufrir múltiples fracturas.

El accidente ocurrió el 31 de julio, en el primer día de lo que sería una caminata de cuatro jornadas hacia Breidablikkbrea, uno de los glaciares más grandes del país. Su esposa había regresado a Inglaterra, confiada en que no tendría noticias de él hasta el 4 de agosto, fecha de su vuelo de regreso. Esa circunstancia retrasó el aviso de desaparición y prolongó la espera.

Mientras ascendía por un sendero, Luhn notó que la suela de su bota izquierda comenzaba a despegarse, pero decidió continuar. Más tarde, al intentar avanzar hacia otro valle, resbaló y se precipitó montaña abajo. El golpe contra una roca le provocó fracturas en el fémur, la pelvis y varias vértebras, además de lesiones en la cabeza y las manos. Inconsciente por un tiempo, al despertar comprendió la gravedad: sin teléfono, agua ni movilidad, debía resistir hasta que alguien advirtiera su ausencia.

Durante esos días, sobrevivió gracias a los pocos alimentos que conservaba en su mochila, además de musgo y pasto. Ante la falta de agua, recurrió a medidas extremas: bebió su propia orina en pequeñas dosis y hasta la sangre de una ampolla en su mano. Más tarde, la lluvia le permitió recolectar gotas en su saco de dormir, aunque la humedad terminó provocándole hipotermia y, con el paso de las horas, severas congelaciones en los pies.

El 4 de agosto su esposa, Veronika Silchenko, reportó su desaparición desde Brighton, al sur de Inglaterra. Equipos de rescate noruegos iniciaron la búsqueda, dificultada por la lluvia y la niebla. Luhn llegó a pensar que no saldría con vida. Finalmente, el 6 de agosto fue localizado y trasladado a un hospital en Bergen.

Los médicos confirmaron que, además de las fracturas, padecía daño severo por congelamiento, pero su pronóstico es favorable y se espera una recuperación completa. Desde la cama del hospital, Luhn confesó que lo sostuvo el pensamiento de su familia: “Pasé mucho tiempo reflexionando en lo absurdo que era morir por querer hacer una caminata alrededor de un glaciar. Estar atrapado ahí me hizo ver claramente qué lamentaría si no sobrevivía”.

Silchenko, también periodista, asegura que nunca dudó de la fortaleza física y mental de su esposo. Aun así, bromeó con una condición inquebrantable: “Estoy segura de que volverá a caminar en las montañas, pero solo ya no. Está oficialmente vetado de las excursiones en solitario”.

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