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Opinión

No. 59. Por Raúl Saucedo

Ecos Dominicales

En el transcurso del siglo XX, el panorama político electoral mundial fue dominado por partidos hegemónicos que definieron la configuración de muchos países. Estos partidos no solo establecieron sistemas de gobierno, sino que también dieron forma a la identidad nacional y al desarrollo económico, político y social de sus naciones. Estos partidos fueron los arquitectos de las sociedades contemporáneas, marcando una era de estabilidad y continuidad en medio de las convulsiones globales. Sin embargo, en la actualidad política del siglo XXI, estas antiguas estructuras están en franco declive, ya sea por factores externos o internos de las mismas organizaciones.

Durante el siglo XX, partidos en México, la Unión Soviética, en China, y en la India, ejercieron un control casi absoluto sobre sus respectivas naciones. Estos partidos lograron consolidar su poder mediante un entramado de redes sociales estructuradas, de los medios de comunicación, y una fuerte presencia estatal en todos los ámbitos de la vida pública. Para muchos ciudadanos de estos países, estos partidos representaban la estabilidad en tiempos de incertidumbre y la promesa de un futuro próspero.

México tuvo un gobierno durante 71 años consecutivos, creando un sistema que parecía inquebrantable. En la Unión Soviética, el Partido hegemónico no solo dirigía el gobierno, sino que también la vida cotidiana de sus ciudadanos, desde la educación hasta el trabajo y la recreación. En China, fue el bastión del nacionalismo chino hasta la revolución comunista de 1949 y en la India, el Partido lideró la lucha por la independencia y luego la construcción de la nación.

Sin embargo, el mundo ha cambiado drásticamente desde entonces. La globalización, el avance tecnológico y la interconexión global han transformado la forma en que las sociedades se organizan y se gobiernan. Las antiguas estructuras políticas, que alguna vez parecían eternas, ahora se ven desfasadas y anacrónicas. La creciente demanda de transparencia, participación ciudadana y justicia social ha expuesto las limitaciones y corrupciones de estos partidos, que luchan por adaptarse a las realidades contemporáneas.

La necesidad de reformas profundas en las estructuras políticas es innegable. Los partidos deben reinventarse o dar paso a nuevas formas de organización política que respondan a las demandas de una sociedad más informada y conectada. Las protestas y movimientos sociales que han surgido en todo el mundo son testimonio del descontento generalizado con los sistemas políticos tradicionales. Desde el Movimiento 15-M en España hasta las manifestaciones en USA a favor de los afroamericanos y las voces feministas en todo América Latina. la voz del pueblo exige cambios estructurales que permitan una mayor participación y representación.

Para muchos es inevitable sentir una cierta nostalgia al recordar la era de los grandes partidos hegemónicos. Estos partidos no solo representaban de cierta forma estabilidad, sino también una época de crecimiento y desarrollo dentro de la humanidad. Sin embargo, aferrarse a un pasado glorioso sin reconocer las necesidades del presente y futuro es un error.

El mundo necesita estructuras políticas que sean flexibles, inclusivas y capaces de enfrentar los desafíos de un entorno global cambiante.

La nostalgia arquetípica por aquellos tiempos no debe impedir ver el apremio de la reforma y la renovación política en todos sus ámbitos, los partidos del siglo XX no serán la política del siglo XXI, estos están condenados ya sea por su falta de visión o por la cerrazón de quienes toman estos partidos como un botín y dictan su palabra halla por avenida Insurgentes Norte  No…

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

Opinión

Pronombres. Por Raúl Saucedo

Crónicas de un Martes

Este martes las pantallas de los televisores y celulares de México fueron el medio por el cual los mexicanos percibieron el arribo de una protesta al salón de plenos del senado, en mi caso fue por medio de la pantalla de la Tablet, porque en el televisor de mi habitación se reproducía el debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump.

El debate en general ofreció un combate de visiones entre dos polos políticos. Este primer encuentro entre estos dos personajes fue lleno de confrontaciones, subrayando temas como migración, economía, aborto y tensionesinternacionales en diferentes latitudes, con una retórica feroz y alusiones personales.

Kamala Harris, quien asumió la candidatura demócrata tras la renuncia tardía de Joe Biden, se mostró como defensora de los derechos reproductivos, la equidad social y las políticas medioambientales. Criticó abiertamente a Trumppor sus políticas de división y su retórica incendiaria, señalando en reiteradas ocasiones que su contrincanterepresenta una amenaza para los logros sociales y la estabilidad a nivel mundial. Kamala enfatizó la necesidad de una economía más compartida y de oportunidades equitativas, destacando su experiencia como fiscal dentro del poder judicial y la vicepresidencia en la Casa Blanca.

Donald Trump, por su parte, no dejó pasar la oportunidad de atacar la gestión de la actual administración. El expresidente (2017-2021) reiteró su promesa de endurecer la seguridad en la frontera sur con México y criticó las políticas migratorias actuales, argumentando que estas han permitido la entrada sistemática de delincuentes al país. Además, volvió a cuestionar los resultados de las elecciones presidenciales del2020, manteniendo su narrativa de fraude electoral, a pesar de la falta de pruebas tangibles. También afirmó ser el único capaz de resolver los conflictos globales, especialmente en el conflicto de Rusia y Ucrania (Gringos siendo Gringos), presentándose como un líder que puede garantizar la paz a través de sus relaciones internacionales.

En el tema del aborto, el cual ha sido controvertido en los últimos meses en aquella nación, Trump adoptó una postura más moderada, negando querer prohibir el procedimiento a nivel nacional, lo que contrasta con algunas declaraciones previas al debate. Mientras tanto, Kamala defendió el derecho al aborto como un derecho fundamental que no debería ser negado a las mujeres, destacando el impacto negativo sobre las mujeres pertenecientes a los grupos más vulnerables.

En cuanto a la política exterior, Trump embistió contra la administración actual referente a la retirada de militares de Afganistán. Kamala por su parte, en respuesta, destacó la necesidad de alianzas internacionales acusando a Trump de ser un aliado de dictadores.

El desarrollo del debate estuvo cargado de tensión y contrastes, dejó en claro que los votantes norteamericanostendrán que decidir entre dos visiones completamente diferentes para el futuro de su país.

A mi juicio, este segundo debate norteamericano (El primero entre Trump y Kamala) fue más sustancial a comparación del estrepitoso debate de Biden, sin embargo, creo que la candidata presidencial dentro del debate no aprovecho la tangible oportunidad de ser la primera presidenta de USA, cosa contraria a la pasada contienda electoral en nuestro país, donde las dos principales candidatas utilizaron cada spot, atril y entrevista para denostar la nueva era social.

Por aquello de los estudios lingüísticos recientes y la información otorgada de la Teacher, resumiría el debate norteamericano en el WE de Kamala y el ME de Trump, apelando al progresismo social de una y el enfoque nacionalista /conservador del otro.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

 

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