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Opinión

Mujeres Rurales: Fuerza Vital en México Por Sigrid Moctezuma

Cada 15 de octubre celebramos el Día Mundial de las Mujeres Rurales, una fecha que, desde 2008, busca reconocer la contribución vital de estas mujeres en la agricultura y el desarrollo rural. Sin embargo, este día también debería ser un llamado urgente a la acción. A pesar de su papel crucial en la producción de alimentos y en el sustento de sus comunidades, las mujeres rurales en México enfrentan serias desigualdades que requieren atención inmediata.

Con cerca del 43% de las mujeres en áreas rurales dedicadas a la agricultura, su labor es fundamental para la economía del país. Sin embargo, su acceso a recursos básicos como tierras, créditos y educación sigue siendo muy limitado en comparación con el de los hombres. De acuerdo con el INEGI, las mujeres en este sector poseen menos tierras y tienen enormes dificultades para obtener financiamiento. Esta situación no solo es injusta, sino que también las coloca en una posición de vulnerabilidad económica que las afecta a ellas y a sus familias.

La migración agrava aún más esta problemática. Muchos hombres se van en busca de mejores oportunidades laborales, dejándolas a cargo de la familia y de la producción agrícola. Esto genera una carga adicional para ellas, asumiendo más responsabilidades, aumentando su estrés y su carga de trabajo. Esta dinámica también crea una dependencia económica y emocional que puede resultar abrumadora.

Es fundamental empoderar a estas mujeres económicamente, garantizándoles acceso a recursos como tierras y financiamiento. Programas de créditos específicos para agricultoras son una solución viable que podría ayudar a que sean más independientes.

Además, es esencial mejorar el acceso a servicios de salud y educación en las comunidades rurales. Invertir en infraestructura básica y en programas de salud que se centren en sus necesidades no solo las beneficiará a ellas, sino que también fortalecerá a toda la comunidad. La educación es clave para que puedan afrontar los desafíos que les impone la falta de apoyo masculino.

Promover la participación de las mujeres en la toma de decisiones, tanto a nivel comunitario como nacional, es igualmente crucial. Escuchar sus voces y atender sus necesidades es vital para construir un entorno más equitativo.

Finalmente, es imperativo crear y reforzar políticas que protejan sus derechos. Esto implica desarrollar programas de sensibilización sobre los derechos de género que informen y empoderen a estas mujeres. Es igualmente necesario establecer mecanismos de denuncia accesibles para situaciones de violencia y discriminación, y formar al personal judicial y policial en temas de género. Al hacer esto, no solo las protegemos a ellas, sino que también construimos un futuro más justo y equitativo para todos.

En conclusión, el Día Mundial de las Mujeres Rurales es una oportunidad para reflexionar sobre el papel crucial de estas mujeres en la agricultura y el desarrollo de México. Su fuerza y resiliencia son esenciales para crear comunidades más justas y sostenibles. Al unirnos en este esfuerzo, no solo mejoramos sus vidas, sino que también aseguramos un futuro más próspero para todos.

Opinión

Simplista. Por Raúl Saucedo

¿Somos políticos?

El paradigma de izquierda y derecha ha dominado el discurso político a nivel mundial por siglos, enmarcando debates y definiendo bandos. Sin embargo, en la compleja actualidad, esta dicotomía se queda corta para capturar  y comprender la diversidad de ideologías y posiciones que coexisten en el mundo.

La división izquierda-derecha tiene sus raíces en la Revolución Francesa, donde los que apoyaban al rey se sentaban a la derecha en la Asamblea Nacional, mientras que los que buscaban el cambio se sentaban a la izquierda. Con el paso del tiempo, estos términos evolucionaron para representar un conjunto de valores e ideales políticos. La izquierda se asoció con la igualdad social, el progreso, la intervención estatal y la protección de los derechos de las minorías. La derecha, por otro lado, se vinculó con la tradición, el orden, la libertad individual, la economía de mercado y un Estado con funciones limitadas. Esta distinción se profundizó durante el transcurso del siglo XX, con el surgimiento de ideologías como el socialismo, el comunismo, el liberalismo y el conservadurismo.

En la práctica, el espectro político se manifiesta de diversas formas en los diferentes países, regiones y contextos. Los partidos políticos se ubican a lo largo de este espectro, ofreciendo propuestas y plataformas que reflejan sus ideologías. Los ciudadanos, a su vez, se identifican con diferentes posiciones políticas en función de sus valores, intereses personales y experiencias. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja que una simple división binaria.

Si bien este paradigma ha sido útil para entender y explicar la política durante mucho tiempo, hoy en día considero que se  presenta varias limitaciones para considerarlo así tales como:

La Simplificación excesiva Reduciendo así la complejidad de las posturas políticas a solo dos categorías, ignorando las múltiples dimensiones que conforman una ideología. Por ejemplo, alguien puede estar a favor de políticas económicas de izquierda y al mismo tiempo apoyar valores sociales conservadores. Esta simplificación puede llevar a malentendidos y dificultar la comprensión de las diferentes posiciones.

La Polarización: Fomenta la división y el enfrentamiento entre estos dos bandos opuestos, dificultando el diálogo y la búsqueda de consensos. En un clima de polarización, las posiciones se radicalizan y se pierde la capacidad de entendimiento y comprensión  del otro.

Estancamiento: Impide la realización de nuevas ideas y movimientos políticos que no encajan en las categorías tradicionales. El mundo está en constante cambio y las problemáticas actuales requieren de enfoques novedosos que no se limiten solo a las fórmulas utilizadas en el pasado.

Ante las limitaciones, es necesario ir más allá del paradigma de izquierda y derecha y explorar nuevas formas de entender el espectro político. Algunas alternativas podrían ser:

Multidimensional: Considerar diferentes ejes ideológicos, como el económico (izquierda-derecha), el social (liberal-conservador), el ambiental (ecologista-antiecologista), el cultural (globalista-nacionalista), etc… Esto permitiría una representación más completa y matizada de las posiciones políticas.

Enfoque en valores: Analizar los valores fundamentales que subyacen a las diferentes ideologías, como la igualdad, la libertad, la justicia, la solidaridad, el orden, la tradición, etc. Esto facilita la comprensión de las motivaciones y objetivos de los diferentes actores políticos.

Política post-materialista: Incorporar temas como la calidad de vida, la participación ciudadana, la diversidad cultural y la sustentabilidad ambiental, que trascienden la división tradicional.  Estos temas reflejan las preocupaciones de las nuevas generaciones y demandan un enfoque más holístico de la política.

Es así apreciable lector que el hablar de política en el siglo XXI es empezar a hablar de estos paradigmas y empezar a ajustar nuestra forma de ver las necesidades de la población conforme a una agenda más amplia, es ésto o quizá estoy siendo demasiado simplista.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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