Días antes del asesinato de la activista Marisela Escobedo, junto a las mantas que exigían justicia por la muerte de su hija Rubí, pudo apreciarse una carta donde se percibía el dolor de perder a un ser querido.
La tía de Rubí (quien firma como E.R.E.) describe cómo era la niña y la mujer antes de ser asesinada por su pareja sentimental Sergio Barraza Bocanegra. Escrita a mano y en manta blanca, la carta estuvo varios días ante el ojo de los paseantes y aunque fue retirada de las cercanías de la Cruz de Clavos, frente a Palacio de Gobierno, el escrito del cual se posee copia en este medio digital dice así:
1
Rubí Marisol
Sergio Rafael Barraza Bocanegra la mató, pero Rubí Marisol no es sólo una muerta más, no es sólo un número más, no es una estadística. ¡No! Rubí Marisol es…
Una persona que vive en nuestros corazones
con un rostro y con una personalidad,
que tenía sueños e ilusiones,
que tenía planes y proyectos,
y que tenía toda una vida por vivir.
2
Rubí Marisol, era ella así:
Era una bebé hermosa y saludable, con tez blanca y ojos claros y con una bella sonrisa en sus labiecitos rojos, rojos color carmesí.
*
Juguetona y alegre, tierna y dulce como una muñequita con su vestidito de terciopelo azul, sus grandes moños y sus zapatitos negros, con andar titubeante, con sólo un añito de vida Rubí Marisol crecía feliz.
*
Rubí Marisol le decía a su hermanita mayor… “juguemos a las muñecas y a que tú eras la bebita y yo tu mamá” y con sus juegos y juguetes y su imaginación de niña ella creaba para sí su propia casa, su propia familia y se desarrollaba así. Ya tenía ella seis o siete años y yo (su tía) sonreía al verla jugar así.
3
Rubí Marisol tan ocurrente, tan vivaz, tan sana y fuerte, rodeada de cuidados y amor, corría y brincaba, estudiaba y se solazaba, y yo, mirándola hacer todo esto, pensaba para mis adentros “ya tiene nueve años” ella sí que disfrutaba su niñez… es una niña muy feliz”.
*
Bella y radiante, como capullito queriéndose convertir en flor, así lucía Rubí Marisol en la quinceañera de su hermana y alta y bella como siempre, orgullosa y feliz, bailaba en la fiesta con sus primos y primas, con mucha alegría y energía y dejando ver sus deseos vivir.
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La vida y mis obligaciones me apartaron de ella, por un largo tiempo ya no la vi, tenía doce o trece años, ya era una muchacha… muchacha y niña así era Rubí, así era ella, la última vez que yo la vi.
4
Supe que a los 14 años, con sus ilusiones y sueños de adolescente y, siendo casi una niña aún, Rubí Marisol conoció a un hombre y le entregó a él su corazón de niña, sus ilusiones de adolescente, y su candor de mujer.
Rubí Marisol a sus catorce años, confiaba en la vida y en ese hombre.
*
Rubí Marisol procreó una bebé con él, tenía sólo quince años y ya tenía a su muñequita y la amó tanto, que ni para ir a la tienda (…) quería dejar a su bebé.
Tenemos fotos de ella, de Rubí Marisol con su niña sonriente y alegre como siempre, con su bebé (…) mirando con gran amor y ternura a su hijita, como mirándola por primera vez, ¡como mirándola por última vez!
5
Ya había cumplido los dieciséis, y la vida que ella vivió con ese hombre acabó con el amor que ella le tenía a él. Quiso dejarlo, alejarse, ¡salvarse!… y por unos días se escondió de él. ¡Rubí Marisol lo intentó! ¡Trato de alejarse de él! Sabía que debía hacerlo, que ya no tenía nada qué hacer con él.
No le fue permitido, se le arrebató el derecho a amar, a equivocarse y rectificar y así alejarse de ese hombre (ese) un lobo con piel de oveja, ese a quien ella conoció al fin, tal cual era y un hombre peligroso, violento, mentiroso e infiel.
*
Rubí Marisol quiso dejarlo, quiso alejarse y salvarse, pero él no la dejó hacerlo y le arrebató el ser. ¡Maldito seas Sergio Rafael Barraza Bocanegra! Madito seas una vez y cien, maldito hombre con corazón podrido, con mente y alma endemoniada, con manos criminales, maldito seas tú de por vida, tú, quien a mi amada sobrina le arrebataste la vida de la manera más cruel.
6
Así acabó la vida de Rubí Marisol, a manos del hombre que amó, y a quien sus sueños de adolescente entregó.
Él como una bestia salvaje, como el ser más vil ¡la mató! ¡la quemó! y tirándola en un basurero clandestino… como alimento de ratas, cuervos y perros su cuerpo allí tirado dejó.
Sergio Rafael Barraza Bocanegra mató a Rubí, a la madre de su propia hijita, quien presenció su vileza, su violento crimen, ¡y el dolor de su mamita Rubí al morir!
A dos años y medio de la muerte de su mamita Rubí, su padre asesino aún anda suelto, causando mil daños y embarazando a otras jovencitas, prófugo y libre, por ahí.
7
Con sus dos añitos y medio y su mentecita infantil, la hijita de Rubí Marisol dice y cuenta cosas, a todo aquél y aquella que la quiera oír:
“Cuando yo era así chiquita-chiquita… (haciendo un huequito con sus manitas al esto decir) yo estaba en la pancita de mi mamita Rubí”.
“Mi mamita Rubí está en el cielo”
“Mi mamita Rubí me quiere mucho, ella me cuida desde el cielo”
“Mi mamita Rubí viene todas las noches desde el cielo y me pone una estrella la frente”
8
Llorando inconsolablemente… un día dijo así la niñita de Rubí…
¿Por qué los papitos se van al cielo? ¡sob! ¡sob! Mi mamita Rubí se fue al cielo, sob sob sob ¡no! ¡no! ¿pero por que? ¿por qué mi mamita Rubí se tuvo que ir al cielo? sob sob sob y al escucharla todos estaban llorando, a la par con ella, sin saber qué decir.
9
La familia Frayre Escobedo estamos aquí, frente al Palacio de Gobierno para que el gobernador mueva sus recursos y se atrape al asesino de Rubí Marisol y se le ponga donde pertenece: en el Cereso y así se le haga, al fin, justicia a nuestra amada sobrina, hija, hermana, prima y madre Rubí Marisol.
Todos nosotros, quienes amamos y extrañamos mucho a Rubí, agradecemos a todos, y a cada uno de ustedes, por todo su apoyo que nos han brindado y que sabemos que nos seguirán brindandoo.
Es su apoyo, sus palabras de aliento y de cariño que nos dicen que aún hay gente buena en el mundo y que no estamos solos en nuestra lucha por justicia para Rubí Marisol.
Que Dios los conserve con salud y bienestar a cada uno de ustedes y a sus seres queridos.
¡Gracias!
Janeth Rogelio
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