La histórica rivalidad entre Pepsi y Coca-Cola ha dado un nuevo giro. Aunque la compañía de refrescos ya había perdido terreno frente a su competidor tradicional, en 2024 se hundió aún más al quedar relegada al tercer sitio del mercado, superada por Dr Pepper. Esta caída encendió las alarmas entre inversionistas, y ahora uno de los fondos más influyentes exige transformaciones profundas.
Elliott Management, firma reconocida por su activismo empresarial, anunció que adquirió una participación de 4 mil millones de dólares en PepsiCo con la intención de impulsar un cambio estratégico. En una carta dirigida al consejo de administración, el fondo advirtió que la empresa atraviesa un “punto de inflexión crítico” y que tiene la obligación de mejorar su desempeño financiero para recuperar liderazgo.
El panorama de la compañía no es alentador. PepsiCo, dueña de marcas como Lay’s, Doritos, Cheetos, Gatorade, Mountain Dew y Quaker, ha registrado una caída de 15% en el valor de sus acciones en el último año. Además, su división de botanas, durante décadas motor de crecimiento, también enfrenta retrocesos, ya que consumidores golpeados por la inflación reducen sus compras de frituras y galletas.
La empresa reaccionó con apertura ante las demandas de Elliott, asegurando que mantiene un diálogo activo con sus accionistas y que valora las propuestas encaminadas a fortalecer el valor de largo plazo. Entre las recomendaciones planteadas figuran la venta de algunas marcas, la refranquicia de su red de embotelladores —al estilo de Coca-Cola— y una simplificación de su portafolio de productos.
Dr Pepper, ahora segundo lugar del sector, ha sabido capitalizar su momento con estrategias agresivas de mercadotecnia en el futbol colegial estadounidense y lanzamientos innovadores como su sabor de fresa con crema, atrayendo a consumidores que buscan novedades en el mercado de refrescos.
La presión sobre PepsiCo ocurre en un contexto más amplio: la industria alimentaria atraviesa turbulencias por el cambio en los hábitos de consumo, la competencia de marcas genéricas, la aparición de fármacos como los GLP-1 que reducen el apetito y las críticas del gobierno estadounidense contra el uso de aditivos y sabores artificiales.
En paralelo, el sector vive un ciclo de reacomodos con fusiones y adquisiciones de gran tamaño. Kraft Heinz anunció esta semana que se dividirá en dos compañías, mientras que Ferrero adquirió a WK Kellogg Co en un acuerdo de 3,100 millones de dólares, y Mars cerró el año pasado la compra de Kellanova por casi 30 mil millones.
Expertos advierten que firmas como PepsiCo se han convertido en objetivos frecuentes de inversionistas activistas debido a las dificultades que enfrentan para adaptarse al consumidor actual. Para Elliott, el reto de la refresquera no es pasajero: la presión continuará hasta que la empresa logre reposicionarse en la cima de la industria.