Durante la conmemoración del 204 ° aniversario de la Armada de México, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lanzó un mensaje contundente: “la corrupción es deslealtad”. Ante cientos de marinos y figuras políticas, subrayó que esa conducta no tiene cabida en las instituciones y debe ser sancionada con firmeza, mientras que la honestidad debe celebrarse como un valor esencial.
Su pronunciamiento llega apenas semanas después de que se revelara lo que algunos han calificado como el mayor escándalo de corrupción reciente en México, conocido como el “Huachicol fiscal”, en el que estarían involucrados elementos de la Marina y nombres ligados al sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum insistió en que la lealtad a la patria no se limita a discursos, sino que debe reflejarse en el apego a los principios de verdad y rectitud. “¿De qué sirve el dinero mal habido si con él se pierde la reputación y el legado?”, preguntó, para luego afirmar: “No hay riqueza que valga más que el honor… no hay herencia más valiosa que el ejemplo de vivir con rectitud.”
En su discurso, la presidenta también reconoció el servicio del secretario de Marina, Raymundo Morales Ángeles, y del secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo, por su entrega, valentía y patriotismo.
Durante el acto oficial en Veracruz, Sheinbaum inauguró la Plaza del Heroísmo Veracruzano en el centro histórico y presidió el desfile conmemorativo de los 204 años de la Marina, así como del bicentenario de la Constitución de 1824.
En un momento en que las expectativas de rendición de cuentas se elevan, su llamado resuena como una promesa política: combatir la corrupción desde la lealtad institucional y reforzar la credibilidad de las fuerzas armadas frente a la sociedad. ¿Podrá traducirse este discurso en acciones concretas y efectivas? El país estaría mirando.