LAS VEGAS, 23 de abril.- La idea es socorrer a los turistas que padecen resaca en la zona hotelera de Las Vegas.
Un autobús llamado Hangover Heaven (Paraíso de la Resaca) circula por el Bulevar de Las Vegas y, en su interior, las víctimas del exceso de alcohol son atendidas por el doctor y anestesiólogo certificado Jason Burke, quien suministra una solución salina por vía intravenosa en el brazo izquierdo de Bryan Dalia.
«He asistido a dos despedidas de soltero consecutivas», indicó Dalia, que se sujeta con una mano la dolorida frente mientras recuerda haber ingerido cerveza y otras bebidas alcohólicas la tarde y la noche anterior, además de jugar en los casinos, cenar y consumir varios martinis. Ahora tienen que reponerse para poder asistir a una boda en Las Vegas.
«¿Cómo se siente?», le pregunta la enfermera Debra Lund.
«Mejor» responde Dalia. «No me sudan ya las palmas de las manos y no siento escalofríos».
Dalia fue uno de los primeros pacientes atendidos en el dispensario rodante pensado para turistas que beben demasiado.
«Empiezo a sentirme muy bien», dijo Dalia.
Burke considera su negocio una práctica médica rodante, algo parecido al médico que ofrece rayos X, resonancias magnéticas o mamografías en una casa rodante.
«No creo que el Paraíso de la Reseca promueva la ebriedad. No elimino las resacas», solamente las trato, agregó.
Burke dijo que su objetivo es acudir antes de una hora al hotel de la persona necesitada de sus servicios.
Una vez en el autobús, el tratamiento demora menos de una hora y el básico cuesta 90 dólares. Por una suma adicional Burke acude a la habitación hotelera del paciente.
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