Ha habido dos temas fuertes durante la semana: Las masacres en la Sierra y las intensas lluvias. Arranquemos con la primera:
Respecto al enfrentamiento que ocurrió en Mesa de Reforma, en Guadalupe y Calvo, el gobernador César Duarte ya adelantó que muy probablemente está vinculado directamente con el asesinato del candidato a la alcaldía de ese municipio, Jaime Orozco Madrigal.
Lo anterior lo afirmó luego de una reunión de seguridad con los titulares de las sedes militares, federales y estatales de la entidad, pero como siempre, el mandatario aseguró que sobre toda la sierra ya brilla el sonriente sol de la paz y la fraternidad.
Dicha reunión no fue algo extraordinario, se realizan al menos un par por semana, pero el gobernador afirma que todos tranquilos y contentos en Guadalupe y Calvo, pues explicó que estos hechos ocurrieron en un poblado perdido y distante, por lo que “el municipio sigue trabajando y desenvolviéndose”. En otras palabras, a nadie le importa lo que suceda en un remoto poblado.
Pero mientras se habla de paz, tranquilidad y fraternidad en la Sierra, en un discurso que desafía a la realidad y al sentido común; de los asesinos nada se sabe, no hay reclamos ni ruegos a la Federación: Nada, todo está bien, afirman.
Pero la violencia no se limita a Guadalupe y Calvo, ya que los habitantes de la Creel, principal enclave turístico del Estado, dicen que ya no aguantan la inseguridad, la corrupción y la indiferencia de las autoridades.
A través de carta abierta publicada en diarios chihuahuenses, más de mil habitantes de ese ese poblado narraron el horror y el sometimiento en el que viven las familias serranas. El gobernador César Duarte desestimó el reclamo, pues afirma que todo está bien allá, que esto es mero interés político.
Cierto es que Javier Corral y Javier ‘Pato’ Ávila están involucrados en el caso y dejarían de ser humanos y políticos
si no tuvieran ningún interés más allá del mero apoyo a la gente, pero lo cierto es que ellos han tomado una causa que todos los demás actores políticos simplemente ignoran.
Pero aún con esto, no se puede seguir simplemente diciendo que no pasa nada cuando la Sierra lleva años desangrándose y las autoridades jugando a cerrar los ojos. La omisión también es complicidad y en el caso de los servidores públicos es un delito.
Recordemos que hubo una masacre de 14 personas, entre ellos un bebé de un año, a los cuales asesinaron durante una fiesta. Hasta la fecha las autoridades le apuestan al olvido, la mejor solución para los problemas a los que nadie tiene interés de entrarle.
Los habitantes de Creel, mil de ellos, han pedido la presencia directa del gobernador y del fiscal Carlos Manuel Salas, quien aseguran ya no da más, pues Chihuahua y Juárez ya han sido un reto bastante grande.
Es por eso que el fiscal le ha compartido a cercanos y no tan cercanos que ya está cansado y espera que le den luz verde para retirarse o pasar a un puesto que no le exija tanto desvelo, estrés y tragos amargos.
El gobernador ya soltó que sí habrá cambios en el gabinete, como le habíamos adelantado, pero no solo Salas está en la lista, pues también suena para irse Sergio Piña Marshall, y aunque traían de boca en boca a Octavio Legarreta, nos aseguran que las lluvias lo salvaron y que de momento se queda.
Los agricultores están contentos, no porque se quede Legarreta, sino porque están asegurados al menos tres ciclos agrícolas más, lo cual viene a dar un respiro a la asfixiada agricultura chihuahuense, que nada más no veía con qué regar las hortalizas.
Los más beneficiados son los productores de Delicias, pues gracias al sistema de presas y de riego, podrán aprovechar el agua a mediano plazo, lo cual no es solo una buena noticia para ellos, sino para todo el estado. Los nogaleros del centro-sur del estado y los manzaneros del occidente también están contentos.
Respecto a los daños, han sido muchos en obras, calles y carreteras, pero la culpa no la tiene la bendita y siempre deseable lluvia, sino la mala planeación y los pésimos materiales empleados.
Pero recordemos que pavimentar, recarpetear y todos los arreglos que necesita la ciudad representan dinero, y como dice la ancestral máxima del servicio público mexicano: “Entre más obras, más sobras”, así que a inyectarle la lana de todos, para perjudicar a muchos y que se beneficien unos cuantos.
El que la va a llevar a fin de cuentas es Javier Garfio, quien no puede pedir a Marco Quezada que deje tirada la ciudad y los recursos para llegar él a ejercerlos como el mesías burócrata. Marco tiene que actuar ya y así lo hará.
Con tanto desastre, el gobernador César Duarte no ha tenido un rato de descanso, pero se dio un rato en su agenda para reunirse con los diputados, alcalde y síndico electos de Juárez, pastoreados por Héctor Murguía.
No sabemos exactamente los temas que trataron, pero suponemos que grilla pura y dura fue el plato fuerte de la comida.
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