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Mexicanos de los que más creen en el fin del mundo

Desde hace tres años, oímos hablar sobre el fin de una era que supuestamente se producirá en diciembre de 2012. Más que un cambio de época, los más agoreros creen que el mundo llegará a su fin en apenas ochos meses.

Pero, ¿son sólo los más pesimistas quienes temen ser testigos directos del fin del mundo?

Tras la explosión mediática de años recientes por la llamada profecía maya, que para algunos significó fijar la fecha del fin del mundo en el 21 de diciembre de 2012, era de esperar que este año se sucedieran los análisis y reflexiones sobre este hecho.

Por más que los académicos y expertos en su cultura hayan dicho que no es cierto que los mayas predijeran el fin del mundo, la idea caló en todo el mundo, fue inspiración para exposiciones, libros, documentales e incluso una taquillera película, y dio lugar a todo tipo de comentarios.

Ahora, un estudio realizado por Ipsos Global Public Affairs, con sede en Nueva York, revela que casi el 15% de la población global cree que el fin del mundo se producirá durante su vida y el 10% piensa que el calendario maya puede significar que eso ocurrirá en el 2012.

Keren Gottfried, investigadora jefe de Ipsos Global Public Affairs, le dice a BBC Mundo que en la propia agencia de sondeos de opinión se quedaron sorprendidos por las respuestas de las 16.262 personas que tomaron parte en el estudio, realizado en más de 20 países.

«Es la primera vez que hacemos esta pregunta y por tanto no podemos hacer una comparación temporal», explica. «Una de cada siete personas cree que el mundo se terminará durante su vida. Es un número bastante alto y creemos que debemos darle seguimiento», agrega.

Las causas del fin del mundo pueden ser varias. Ya sea por una acción divina, un desastre natural o un acontecimiento político.

Para este estudio, los investigadores no preguntaron a los entrevistados cuál era su razonamiento porque, señala Gottfried, no se sabía cuánta gente iba a decir que sí creía en la inminencia del fin del mundo.

«Si era un porcentaje muy pequeño, habríamos tenido una muestra de poco valor. Ahora sí sabemos que hay suficientes personas que creen en el fin del mundo como para ahondar en los eventos que, según ellos, lo pueden desencadenar», añade.

Además, una de cada diez personas reconoce sentir ansiedad o miedo por creer que el fin del mundo se producirá en diciembre de este año.

Los chinos, turcos, rusos, mexicanos y surcoreanos son los que más creen en la cercanía del fin del mundo, con cifras que alcanzan el 20% de la población. En el otro extremo, tan sólo el 7% en Bélgica y el 8% en el Reino Unido teme que se produzca el fin del mundo durante su vida.

Las personas con menos educación o ingresos, además de los menores de 35 años, tienden más a creer que el ‘Apocalipsis’ se producirá mientras vivan o incluso en diciembre de 2012, y también son más propensos a sufrir miedo o ansiedad ante esta perspectiva.

La tranquilidad de los mayores, ¿se explica por los años que ya se han vivido o es quizá una cuestión de sabiduría con ciertos tintes de escepticismo? «Quizá quienes son mayores han vivido lo suficiente para no estar preocupados por lo que ocurra en el futuro», sostiene Gottfried.

«Cuanto mayor eres, tienes menos tiempo en tu vida para que el fin del mundo ocurra, y si eres más joven tienes más que perder», dice la investigadora, a quien le atrae la idea del anciano escéptico que ya ha superado otras crisis, y apunta a que esta puede ser la base para un futuro estudio.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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