Al tiempo que dice asumir la responsabilidad por la aparición de la modelo Julia Orayen en el debate presidencial, el productor del ejercicio político, Jesús Tapia Flores, enfatiza que esto no tuvo ningún afán distractor de los temas esenciales de la discusión entre candidatos.
Jesús Tapia asegura que recibió 240 mil pesos por la encomienda de coordinar la producción del debate, los cuales fueron repartidos entre ocho personas que estaban a su cargo. Así mismo, refiere que la polémica edecán recibió tres mil 500 pesos por cada llamado requerido, lo que representa un total de siete mil pesos, debido a que se le citó a ensayos el sábado y a su aparición definitiva, la noche del domingo.
Fueron apenas unos 20 segundos en los que la espigada mujer apareció a cuadro, con el objetivo de acercar una urna a los aspirantes presidenciales para sortear el orden de participación que tendrían. Lo que llamó la atención fue lo entallado de su vestido blanco y el diseño de su escote que distrajo por lo menos a uno de los candidatos.
Una de las preguntas más recurrentes durante la jornada posterior al primer debate entre candidatos presidenciales ha sido ¿quién fue el responsable de decidir la inclusión de la edecán en el programa y bajo qué condiciones?.
«En la vida uno tiene que asumir la responsabilidad, yo no voy a repartir culpas ajenas», Tapia Flores admite su responsabilidad, pero se justifica al decir que por la falta de tiempo no pudo revisar que el vestuario cumpliera con las especificaciones requeridas.
«Yo cuando la vi, estábamos en el conteo de un minuto para entrar al aire», refiere el productor en entrevista con Carmen Aristegui en MVS Noticias.
Aunque relata que había posibilidades de producir también el segundo debate, programado para el 10 de junio en Guadalajara, prevé que a partir de la polémica generada por lo que el IFE califica como «un descuido de producción», lo más probable es que ya no lo contraten.
Durante su conversación radiofónica con la periodista, Tapia hizo énfasis en desmentir que él haya avalado el provocativo vestuario con una intención de añadir un elemento distractor en el encuentro de aspirantes a la Presidencia.
«¡Cómo es posible que se piense eso! Lo lamento muchísimo, jamás pasó por mi cabeza lo que se me está preguntando (sobre la intención premeditada de distraer con la inclusión de la modelo)».
Respecto a los detalles meramente técnicos de la producción explica que la rigidez del formato impidió hacer movimientos de cámara para que aparecieran en pantalla los materiales expuestos por los candidatos, así como dejar los micrófonos abiertos una vez que su tiempo se había agotado; asegura que en todo momento estuvo apegado al formato pactado previamente por los representantes de los partidos políticos y el propio IFE.
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