Responsables del Centro de Transferencia Canina (CTC) señalaron que a poco más de un mes de la inauguración del lugar aumentó el número de perros abandonados en el Metro, pues de tres o cuatro animales que se rescataban semanalmente, ahora se encuentran hasta 12 en el mismo lapso de tiempo.
Desde julio pasado, van entre 40 y 45 perros rescatados.
Miguel Ángel Valdés Mejía, responsable del centro, y Alfredo Abarca Pérez, coordinador de Protección Civil del Sistema de Transporte Colectivo, relataron que incluso se hallaron un par de perros dentro de una caja de cartón que se dejó debajo de un asiento de un vagón y otros más amarrados dentro de los trenes.
Después de abrir el centro venía gente con estos animalitos para que los albergáramos porque no entendían que este sitio se creó para atender a los que son rescatados en zonas de riesgo en el Metro, hasta nos tocó encontrar perros amarrados fuera de las instalaciones del CTC por lo que tuvimos que poner un vigilante fuera para evitarlo”, dijo Valdés Mejía.
El lugar ha recibido desde el 18 de julio pasado, fecha en que se inauguró, entre 40 y 45 perros rescatados, actualmente se resguardan 18 de estos más seis cachorros que dio a luz una hembra bautizada como Torni. Cerca de 20 ya fueron adoptados.
Además, se cuenta con una residente permanente: Panti, una perrita encontrada en la estación Pantitlán, de allí su nombre, que fue la primera en llegar al centro y ahora se encarga de recibir tanto a visitas humanas como a nuevos compañeros caninos.
El centro cuenta con infraestructura para resguardar entre 80 y 120 perros.
En tanto, Indo, Panto, Tlahui, Roxy y Ara, nombres que se les asignaron a estos peludos animales según la estación del Metro donde se rescataron, son tan solo algunos de los refugiados que esperan a su nueva familia.
Valdés explicó que la creación del sitio ha tenido un buen impacto en la sociedad, la gente se acerca interesada tanto en el ámbito de la adopción como en la donación, todo esto producto del cuidado y buen trato que se da a los residentes caninos.
El centro cuenta con la infraestructura necesaria para resguardar entre 80 y 120 perros y mantenerlos en buenas condiciones, y para evitar la saturación se trabaja en convenios con diversas asociaciones, incluyendo la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Agregó que para el CTC es de suma importancia brindar un trato digno a los perros dentro y fuera de este espacio, por lo que para llevar a cabo una adopción se realiza un procedimiento que incluye una responsiva que permite visitar la casa del interesado para verificar que se tengan las condiciones adecuadas, esto con ayuda de la Brigada de Conciencia Animal del Instituto de la Juventud (Injuve).
También creemos que en el centro necesitamos más voluntarios que personal, el primero viene porque le gustan y quiere a los animales, por lo tanto, no los maltratará”.
El encargado hizo un llamado a la sociedad para concientizar sobre el abandono de mascotas, pues, según señaló, estos perros están en las instalaciones del Metro porque alguien los dejó allí. De igual forma invitó a impulsar la adopción de mascotas.
Por su parte, Abarca recordó que al centro son llevados exclusivamente los perros que se encuentran en las vías del Metro, que funcionan con 750 volts de electricidad, o que corren el riesgo de llegar a esta zona.
En estos casos se sigue un protocolo interinstitucional para rescatar al animal y posteriormente llevarlo al centro para ser atendido por veterinarios y tengan un proceso de recuperación en caso de tener lesiones.
Detalló que son los menos aquellos que salieron lastimados y los sitios donde más se rescatan estos animales son en las estaciones superficiales como la A o la B, donde hay más probabilidad de que se metan y en las inter-estaciones.
Esta labor me ha dejado grandes satisfacciones personales y laborales porque uno salva una vida, tengo la experiencia de un animal que rescatamos en Santa Martha al que se le entablilló la patita trasera, se sacó en camilla de la estación, se le llevó a un veterinario y se le amputó la patita, pero afortunadamente lo adoptaron y ahora forma parte de una familia”.
Una vez rescatados los perros y atendidos en el centro por especialista, pasan a manos de Katia Hernández Moreno, guía canina, quien ayuda a bajar el estrés del animal y a que puedan convivir nuevamente con el entorno.
Algunos llegan con indicios de vida de maltrato, además del estrés que vivieron antes y durante su rescate, y no tienen mucha confianza en las personas, por eso trabajamos con ellos en individual durante 48 horas para conocer su carácter y posteriormente pasamos al ámbito de la convivencia”.
Katia se encarga de la supervisión de los paseos de los residentes, la actividad se realiza tres veces al día con pechera, correa larga de cinco metros para que se siente libres y al mismo tiempo con la confianza de regresar.
Todo es a base de positivos, de premios y conviven tanto con otros perros como con las personas, también resulta importante para nosotros no etiquetarlos, no hay agresivos o inmanejables, se trata más bien de utilizar todas las herramientas para que pueda integrarse a una nueva familia”.
La guía, quien manifiesta gran amor y pasión por los animales, compartió que trabajar en el CTC ha sido una grata experiencia pues le resulta emotivo ver la transformación de los perros desde el momento en que llegan, hasta que son adoptados.
Aquí nos damos cuenta si los perros estaban en situación de calle o si eran domésticos y hasta el momento la mayoría de los que llegan tuvieron un hogar antes y terminaron abandonados por sus dueños, pero la parte bonita de esto que a pesar de todo ellos no tienen esta parte fea del rencor, perdonan todo y si tú les das amor te regresan el triple”.