El pasado mes de julio, Britney Spears se decidía a tomar (o más bien a retomar) las riendas de su vida, puesto que desde hace una década es su padre quien las tiene. Para ello inició un proceso judicial cuya vista está teniendo lugar estos días, y del que la cantante no está saliendo bien parada ni siquiera por parte de sus propios abogados. Al parecer, estos han puesto en duda sus capacidades. Su letrado, Sam Ingham, ha llegado a comparar su incapacidad para firmar un documento con la de un paciente en coma.
A finales de la primera década de los 2000, el patriarca de la familia, Jamie Spears, se dedicó a cuidar a su hija. Ella entonces sufrió un grave bache personal, especialmente entre 2006 y 2008, cuando pasó por etapas que iban desde el escarnio público, los tira y afloja por el cuidado de sus dos hijos hasta las clínicas psiquiátricas. Entonces el padre de Spears obtuvo la custodia de su hija, es decir, que podía gestionar sus movimientos, trabajos, viajes, salidas y por supuesto su fortuna.
Sin embargo, este verano la diva del pop daba un paso adelante y buscaba, a sus 38 años, volver a ser una mujer independiente y recuperar su libertad total y su fortuna, apoyada además por un movimiento masivo en redes llamado Free Britney, “Liberad a Britney”. Ahí entraba en juego también su madre, Lynne, que buscaba ser su nueva tutora, y que se decía “preocupada por el bien de su hija” y “alarmada” por cómo se encontraba la joven tras haber sufrido una grave crisis hace un año, cuando la salud de su padre empeoró.
Tres meses después de iniciar ese proceso se están conociendo algunas de las conclusiones a las que han llegado jueces y abogados. Y no son positivas para la cantante. Según su letrado, y como ha filtrado la web de famosos estadounidense TMZ, Spears no tiene la capacidad para firmar una declaración jurada en su propio caso de tutela.
Estos hechos se han hecho públicos después de que el miércoles tuviera lugar una vista sobre el caso de la tutela, que inicialmente parecía rutinaria. Sin embargo —siempre según TMZ—, el juez decidió hacerle algunas preguntas a la cantante sobre si ella misma quería que alguien, además de su padre, también la ayudara a conservar su patrimonio y sus bienes, en una serie de preguntas más personales que quería que respondiera ella misma. Hasta entonces, era Ingham quien había estado trasladando a los jueces los sentimientos, pensamientos, ideas… de Spears, pero entraron en una discusión sobre si eso debía ser objeto de vista en la corte.
Entonces, el juez le pidió a Ingham que la intérprete firmara una declaración donde diera cuenta de sus sentimientos de forma personal. Fue ahí cuando Ingham aclaró que Britney carecía de la capacidad de firmar una declaración y la comparó con alguien en coma. No decía que estuviera en ese estado, aclaraba, sino que trató de poner un ejemplo para comparar sus capacidades para firmar un documento legal, y explicó que por eso él estaba ahí, porque hasta los pacientes en coma tienen el derecho a tener un abogado que hable por ellos. Cuando los abogados y el juez empezaron a discutir acerca de la importancia que podía tener para la vista conocer los sentimientos de la cantante, el magistrado decidió pausar la vista y continuar otro día.
El movimiento que busca “liberar a Britney» ha tenido como principal valedora a su madre, separada de su padre desde el año 2002, y ha sido apoyada por numerosos rostros conocidos y por más de 300.000 firmas. Lynne Spears argumenta que no es lógico que su hija esté incapacitada para tomar decisiones sencillas sobre su vida cuando mantiene una carrera sólida y una incesante actividad profesional. Sin embargo, parece que también desde su círculo más cercano buscan torpedearla. Es el caso de su abogado, ahora, pero también le pasó con su agente, Larry Rudolph. Cuando hace un año se marchó unos meses para cuidar de su padre, aseguró: “No quiero que vuelva a trabajar hasta que esté preparada física y mentalmente. Si no se recupera, nunca volverá”.
Fuente: El País