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Salud y Bienestar

¡Adiós a los ronquidos! Aprende cómo eliminarlos

Los ronquidos se producirán cuando la lengua, la garganta superior, el paladar y la úvula vibran contra las amígdalas y los ganglios.Reseñó Perú.com

Asimismo, causaría incomodidad a los que duerme con nosotros, evitando que logre dormir. Cabe destacar que las personas obesas, alérgicas y las que beben excesivamente suelen tener este padecimiento. A continuación te damos algunas causas:

1.- Dormir de lado: dormir hacia arriba hace que la lengua y el paladar caigan detrás de la garganta, bloqueando el conducto de aire y haciendo que la persona empiece a roncar. Cabe destacar que si no eres capaz de adoptar una postura de lado al dormir, algunos trucos caseros, como poner una pelota de tenis en la parte de la espalda del pijama, pueden ser de mucha ayuda. La pelota generará incomodidad al ponerse boca arriba y esto te hará dormir de lado.

2.- Utilizar almohadas extra: prueba utilizando almohadas extra para que la cabeza quede más alta que el resto del cuerpo, de modo que el conducto de aire quede abierta y así evites roncar.

3.- Bajar de peso: si tienes sobrepeso u obesidad, es importante considerar todas las posibilidades para eliminar esos kilos extras y empieces a dejar de roncar. Estos dos problemas de salud disminuyen tu calidad de vida y son una causa principal de los ronquidos.

4.- Dejar de fumar: el hábito de fumar irrita e inflama las vías respiratorias superiores, lo que hace que la persona ronque fuertemente. Evitar el cigarrillo es otra de esas buenas decisiones para dejar de roncar y mejorar la calidad de vida en general.

5.- Evitar el consumo de alcohol: beber bebidas alcohólicas 3 horas antes de acostarse hace que la lengua, las amígdalas y el cielo de la boca se relajen, provocando una vibración ruidosa cada vez que se respira mientras se duerme.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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