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Alargamiento óseo evita amputación a paciente del IMSS

Con una técnica innovadora y pionera en México, los médicos traumatólogos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) salvaron de una amputación la pierna derecha de un hombre que sufrió un accidente en motocicleta hace un año.

La práctica de elongación o alargamiento óseo, dirigida por expertos de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital «Dr. Victorio de la Fuente Narváez», permitió al paciente de 38 años de edad conservar su extremidad.

Con este procedimiento se logró que la masa ósea, músculo, piel y tejidos se regeneraran hasta alcanzar diez centímetros de longitud en menos de un año.

Oswaldo, el paciente, fue sometido a tres cirugías para alcanzar esta hazaña médica, que desde un inicio presentaba signos de amputación y comprometía órganos vitales.

La directora médica de la UMAE, a Fryda Medina Rodríguez, explicó que la terapia inicial consistió en quitar el tejido muscular muerto, y luego colocaron una barra y realizaron una incisión en la parte superior del hueso, de tal manera que la extremidad quedó reducida.

Después, detalló en un comunicado, le colocaron una esponja que ayuda a que granulen los tejidos, cuyo aditamento empuja la masa muscular sin obstruir ningún vaso sanguíneo, y finalmente se cubre el tejido expuesto con piel.

Esto permitió que el hueso recortado pudiera alargarse, al hacer girar 45 grados un tornillo que permaneció fijo a la extremidad cada seis horas, día y noche.

Gracias a esta intervención, abundó, Oswaldo evitó un daño psicológico irreversible y logró reincorporarse a sus actividades cotidianas, al reducir su tiempo de recuperación y los costos para el IMSS disminuyeron de manera significativa.

La especialista resaltó que la evolución del paciente fue favorable, y después de un año de rehabilitación Oswaldo tiene un trabajo y disfruta de su familia.

Notimex

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Explota cohete Starship en Texas: nuevo revés para SpaceX a solo un año de su misión a Marte

Una nueva explosión sacudió la noche del miércoles 18 de junio el cielo del sur de Texas, cuando el cohete Starship de SpaceX estalló durante pruebas en la base de lanzamiento de Brownsville, en lo que la compañía calificó como “una anomalía mayor”. La gigantesca nave de 400 pies de altura —pilar del ambicioso plan de Elon Musk para colonizar Marte— sufrió un fallo durante su test en tierra, generando una enorme bola de fuego y escombros visibles desde varios kilómetros a la redonda.

Aunque no se reportaron heridos, SpaceX pidió a la población mantenerse alejada de la zona mientras equipos de seguridad trabajan para asegurar las instalaciones de Starbase y sus alrededores. “No existen riesgos para las comunidades cercanas”, aseguró la empresa en un comunicado publicado en su cuenta de X.

La causa de la explosión aún está bajo investigación, pero Elon Musk adelantó en redes sociales que los datos preliminares apuntan al fallo de un contenedor presurizado de nitrógeno (COPV, por sus siglas en inglés) en la bahía de carga. “Si se confirma, sería la primera vez que este diseño falla de esa manera”, añadió el fundador de SpaceX.

El incidente se suma a una serie de contratiempos recientes para el programa Starship. Apenas el 27 de mayo, durante su noveno vuelo de prueba, la nave se desintegró sobre el océano Índico tras perder el control 46 minutos después del despegue. En enero y marzo también se registraron explosiones durante vuelos de ensayo, con espectaculares desintegraciones en el cielo de Florida y el Caribe. En esas ocasiones, la etapa superior —donde viajarían astronautas y carga en futuras misiones— logró separarse, pero falló en completar su trayecto.

El Starship está diseñado como un sistema de transporte completamente reutilizable, capaz de regresar a la Tierra después de cada misión. Su objetivo final: llevar humanos y suministros al espacio profundo, con un enfoque particular en Marte. Musk ha reiterado que espera lanzar una misión no tripulada al planeta rojo en 2026, como parte del calendario para establecer presencia humana permanente fuera de la Tierra.

A pesar de los reveses, entre junio y noviembre de 2024, tres pruebas exitosas lograron que Starship orbitara la mitad del planeta y aterrizara sin contratiempos en el océano Índico, generando expectativas positivas. No obstante, los recientes fallos han encendido alarmas sobre la confiabilidad del sistema a tan solo un año de la fecha fijada para iniciar su misión interplanetaria.

Las imágenes captadas por testigos y difundidas el jueves muestran al prototipo Starship 36 envuelto en llamas tras sufrir al menos dos explosiones consecutivas durante la prueba estática, que se realizaba horas después de que la compañía compartiera un video celebrando la activación de uno de sus motores en simulación de ignición en el espacio.

SpaceX no ha anunciado si este nuevo revés alterará su calendario de lanzamientos, pero el incidente representa otro desafío técnico —y mediático— para una empresa que apuesta su prestigio al futuro de la exploración espacial. Mientras tanto, el sueño de colonizar Marte se mantiene en pie, aunque bajo la sombra de explosiones que, una y otra vez, recuerdan que alcanzar el cosmos sigue siendo una tarea plagada de riesgos.

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