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Alejandro González Iñárritu recibirá un Oscar Honorífico

El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, recibirá un Oscar honorífico por su proyecto de realidad virtual Carne y Arena, basado en las experiencias de inmigrantes que intentaron cruzar la frontera hacia Estados Unidos.

De acuerdo con la agencia EFE, la Academia informó que reconocerá al director Birdman en la próxima entrega de los Oscar honoríficos, que se realizará el próximo 11 de noviembre, en la sala Ray Dolby Ballroom, del Hoollywood & Highland Center.
«La junta está orgullosa de presentar este Oscar especial a ‘Carne y Arena’, en la que Iñárritu y su director de fotografía, Emmanuel Lubezki, nos han abierto nuevas puertas a la percepción cinematográfica», se lee en el comunicado firmado por el presidente de la Academia, John Bailey.

Carne y Arena, que se presenta en Los Ángeles, Italia y la Ciudad de México transporta al espectador al desierto de Sonora, con unos lentes de realidad virtual, para que viva en carne propia la experiencia de un indocumentado que, junto con un «coyote», intenta cruzar la frontera de Estados Unidos.

Durante la función, proyectada en el Centro Cultural de Tlatelolco, el espectador estará descalzo sobre arena mientras siente cómo un perro le ladra, cómo un agente fronterizo lo enfrenta y una mujer embarazada llora a mitad del desierto.

En el comunicado, se describe Carne y Arena como:
«Una experiencia artística multimedia y cinematográfica que es una aventura inmersiva profundamente emocional en el mundo de los migrantes que cruzan la frontera a la luz del amanecer. Más que un avance creativo en el aún emergente formato de la realidad virtual, nos conecta de forma visceral con las realidades políticas y sociales de la frontera de Estados Unidos y México».
La última película en recibir este Oscar especial fue Toy Story, en 1996.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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