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Revista

Alejandro González Iñárritu recibirá un Oscar Honorífico

El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, recibirá un Oscar honorífico por su proyecto de realidad virtual Carne y Arena, basado en las experiencias de inmigrantes que intentaron cruzar la frontera hacia Estados Unidos.

De acuerdo con la agencia EFE, la Academia informó que reconocerá al director Birdman en la próxima entrega de los Oscar honoríficos, que se realizará el próximo 11 de noviembre, en la sala Ray Dolby Ballroom, del Hoollywood & Highland Center.
«La junta está orgullosa de presentar este Oscar especial a ‘Carne y Arena’, en la que Iñárritu y su director de fotografía, Emmanuel Lubezki, nos han abierto nuevas puertas a la percepción cinematográfica», se lee en el comunicado firmado por el presidente de la Academia, John Bailey.

Carne y Arena, que se presenta en Los Ángeles, Italia y la Ciudad de México transporta al espectador al desierto de Sonora, con unos lentes de realidad virtual, para que viva en carne propia la experiencia de un indocumentado que, junto con un «coyote», intenta cruzar la frontera de Estados Unidos.

Durante la función, proyectada en el Centro Cultural de Tlatelolco, el espectador estará descalzo sobre arena mientras siente cómo un perro le ladra, cómo un agente fronterizo lo enfrenta y una mujer embarazada llora a mitad del desierto.

En el comunicado, se describe Carne y Arena como:
«Una experiencia artística multimedia y cinematográfica que es una aventura inmersiva profundamente emocional en el mundo de los migrantes que cruzan la frontera a la luz del amanecer. Más que un avance creativo en el aún emergente formato de la realidad virtual, nos conecta de forma visceral con las realidades políticas y sociales de la frontera de Estados Unidos y México».
La última película en recibir este Oscar especial fue Toy Story, en 1996.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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