En respuesta a los presuntos casos de espionaje estadounidense al gobierno alemán, revelados recientemente, el gobierno alemán decidió expulsar al más alto funcionario del servicio de inteligencia estadounidense de Berlín.
«Pedimos al representante de los servicios secretos estadounidenses en la embajada de Estados Unidos que abandone Alemania», declaró en un comunicado el portavoz del gobierno, Steffen Seibert.
Trascendió que los servicios de inteligencia de EE.UU. probablemente contaban con la cooperación como espías de dos empleados en instituciones alemanas. Un agente del Servicio de Inteligencia Federal, actualmente en una prisión preventiva, y un empleado civil del Ministerio de Defensa.
El parlamentario, André Hahn, ha reclamado al Ejecutivo de Angela Merkel dejar a un lado las excusas y actuar. Mencionó la posibilidad de retirar los permisos al personal de la Embajada de Estados Unidos involucrados en el escándalo de espionaje, como también congelar las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio Transatlántico.
La justicia alemana abrió una investigación sobre un presunto espía alemán que trabajaba en Washington. Esto marca la segunda investigación en cinco días.
En una entrevista, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, criticó la «estupidez» de Estados Unidos después del descubrimiento de los dos posibles casos de agentes alemanes que habían trabajado para agencias de EE.UU.
“Tanta estupidez da ganas de llorar», dijo el ministro Schäuble.
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