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Altas temperaturas derriten hasta los crayones en kínder

Ante la ola de calor que ya supera los 40 grados centígrados, las autoridades de Educación de Nuevo León autorizaron recortar a dos horas diarias las clases presenciales esta mañana.

Y es que no es para menos, pues una maestra evidenció cómo se derritieron los colores de cera de los alumnos dentro del salón de clases.

Fue una docente del jardín de niños ‘Héroes de Nacozari’ ubicado en la colonia San Bernabé al norte de Monterrey, quien evidenció los estragos de las altas temperaturas con dos imágenes que muestran varios colores derretidos.

Debido a que los climas del salón no funcionaban, los menores tuvieron que ser sacados a la intemperie para tomar clases, cabe resaltar que la sensación térmica es superior a la que marca un termómetro.

Los niños y las maestras se percataron de las condiciones de los colores cuando regresaron del recreo a las 10:30 horas de la mañana de este martes.

La medida de reducir clases presenciales aplicará a los planteles con aulas móviles, salones que no cuenten con climas o haya problemas con la energía eléctrica.

¿Tinaco derretido?

Esta semana con el inicio de la ola de calor que marca los 40 grados centígrados en la entidad, comenzó a circular las imagen de un tinaco arriba del techo de una casa ¡derretido!

La imagen por sí sola es impresionante, pues sería el reflejo de las altas temperaturas.

Sin embargo, aunque cierta, la imagen data del año 2020 y no corresponde a un domicilio en Monterrey o su área metropolitana, sino que trascendió que el suceso se registró en Piedras Negras, Coahuila.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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