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Antonio Banderas loco por Picaso

CIUDAD DE MÉXICO, 9 de junio.- La entrevista con Antonio Banderas por el lanzamiento de su perfume femenino Her Secret estaba planeada para que tuviera una duración de 20 minutos, pero la amabilidad del actor español, la curiosidad por lo que sucede en México —incluyendo el movimiento #Yosoy132— y una tarde generosa en la Ciudad de México extendieron la charla por casi una hora, en la cual el protagonista del filme La piel que habito compartió su emoción por el proyecto en el que encarnara a Pablo Picasso; de los libros de Roberto Bolaño y hasta de la crisis económica que atraviesa su amada España.

De todos ellos, el que lo tiene auténticamente loco es la interpretación que realizará para la película 33 días, de Carlos Saura, y en compañía de la actriz californiana Gwyneth Paltrow, quien está a nada de estampar su firma para dar vida a la fotógrafa Dora Maar, mujer fundamental en la vida del pintor español.

“Es un personaje al que adoro. Es de mi tierra, salió de Málaga prácticamente a la misma vida y siempre ha sido para mí algo fascinante, que he seguido siempre.

“Me gustaría conectarme con él en otros términos, porque tenía una seguridad extraordinaria que yo no tengo, aunque he ido ganando de a poco con los años. Era un creador nato que defendía su espacio ante todo”, dice Banderas desde una habitación del décimo piso de un hotel con vista privilegiada a Paseo de la Refoma.

Agrega que su vida ha estado marcada por el autor del cubismo, al ser una de las figuras más importantes no sólo de su país, sino de la historia del arte. “Lo admiro absolutamente, sobre todo por la capacidad que tuvo para reinventarse y reinventar todo a su alrededor.

“El director de Los reyes del mambo, Arne Glimcher, que vendía arte, me decía que Picasso acabó con la pintura, porque después de él era muy difícil descubrir algo nuevo en el terreno pictórico, así es que mejor se concentró en la fotografía.”

El protagonista de cintas como PistoleroLa máscara del Zorro y la peculiar voz de Gato con botas, afirma que sabe que con 33 días tiene ante sí uno de los retos personales y profesionales de su carrera, que toma con sumo placer.

“Picasso me impone mucho. No me da miedo porque no sirve para nada y sólo bloquea. Tengo respeto y un sentimiento de responsabilidad que quiero mantener ahí. Me pasó incluso cuando interpreté a Pancho (Villa).

“No me gusta acercarme desde el exterior a los personajes que existieron, lo trato de leer de adentro hacia afuera, leyendo libros sobre él o poesía que él escribió”, añade el malagueño, cuya voz alguna vez fue comparada por la propia hija del pintor, Paloma Picasso, con la de su padre.

“Me acuerdo que tuve una cena con Paloma Picasso en Los Ángeles hace algunos años y cuando hablábamos, ella cerraba los ojos. Yo le pregunté: ¿Pero porqué cierras los ojos? Y me respondió: porque cuando te escucho hablar, estoy escuchando a mi padre, quien nunca perdió el acento malagueño aunque pasó 70 años en París”, recordó con cariño el esposo de la también actriz Melanie Griffith.

Su fascinación por el autor de los cuadros Guernica Las señoritas de Aviñón es tan grande, que Antonio Banderas incluso piensa sugerirle a Saura una frase para que la diga su personaje en el largometraje que comenzarán a filmar este mismo año.

“Cuando se cabreaba (disgustaba) siempre decía la misma frase: ni Málaga, ni toro, ni naaa (nada). Me gusta.” La historia se desarrollará en 1937, durante el tiempo que Picasso pintó el Guernica, que alude al bombardeo que sufrió la ciudad española del mismo nombre durante la Guerra Civil Española.

“Todavía no sé si voy a usar peluca o lo haré con mi cabello, porque en ese tiempo Picasso todavía no era calvo, aunque ya tenía el cabello plateado. No quiero ser una figura de cera, quiero que salga desde adentro”, finalizó el fanático del club de futbol Málaga, quien adelantó que recientemente rechazó la oferta para interpretar a Fidel Castro también para la pantalla grande.

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Demasiado pronto para un smartphone: advierten sobre graves efectos en la salud mental de menores de 13 años

Un estudio global reciente ha encendido las alarmas sobre el impacto negativo de los smartphones en la salud mental de niños menores de 13 años. La investigación, publicada en el Journal of the Human Development and Capabilities, analizó respuestas autodeclaradas de casi 2 millones de personas en 163 países y encontró que cuanto antes un menor accede a un teléfono inteligente, más probabilidades hay de que experimente efectos perjudiciales.

Entre los hallazgos más preocupantes están el aumento de pensamientos suicidas, dificultades en la regulación emocional, baja autoestima y desconexión con la realidad. Los efectos fueron especialmente marcados en niñas.

“El uso temprano del smartphone suele implicar acceso prematuro a redes sociales, lo que a su vez puede desencadenar acoso digital, alteraciones del sueño y deterioro de las relaciones familiares”, explicó Tara Thiagarajan, autora principal del estudio y fundadora de la organización sin fines de lucro Sapien Labs, encargada del levantamiento de datos.

Un llamado urgente a la acción global

La contundencia de los resultados llevó a los investigadores a proponer restricciones internacionales que limiten el uso de smartphones y redes sociales a menores de 13 años. “Se requiere una acción inmediata y global para proteger a los niños de entornos digitales que aún no están preparados para gestionar con madurez”, afirmó Thiagarajan.

El estudio no solo se centró en indicadores comunes como ansiedad o depresión, sino que analizó aspectos menos explorados como la autoimagen y la capacidad de gestionar emociones, revelando una correlación directa entre el uso temprano de dispositivos y el deterioro del bienestar psicológico.

¿Qué pueden hacer los padres?

Expertos como Melissa Greenberg, psicóloga clínica del Princeton Psychotherapy Center, recomiendan iniciar conversaciones comunitarias entre padres para acordar de manera conjunta retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a sus hijos. Iniciativas como “Wait Until 8th” («Espera hasta el 8vo grado» – Equivalente a 2do de Secundaria) permiten a las familias comprometerse colectivamente a posponer la entrega de dispositivos hasta después de los 13 años.

Asimismo, sugiere buscar escuelas con políticas estrictas sobre el uso de smartphones en campus o exigir cambios en los reglamentos escolares. Thiagarajan advierte que los padres no pueden enfrentar este problema solos: “Incluso si prohíbo a mis hijas usar redes sociales, estarán expuestas a ellas a través de otros niños en la escuela o eventos extracurriculares. Es un asunto social, no solo familiar”.

¿Y si ya tienen un teléfono?

Greenberg aconseja no caer en el pánico. “Si ya le diste un smartphone a tu hijo, puedes ajustar el rumbo”, asegura. Recomienda establecer controles parentales, desinstalar ciertas apps, cambiar a un teléfono básico o simplemente limitar el uso.

Para aquellos padres que enfrentan resistencia, sugiere esta frase:
“Cuando te dimos tu teléfono, no sabíamos todo lo que ahora sabemos sobre cómo podría afectarte. Los científicos están aprendiendo más cada día, y queremos hacer lo mejor para ti”.

Aceptar que también los adultos luchan contra el uso excesivo del celular puede ayudar a los menores a comprender que es una dificultad compartida.

Un punto de inflexión para la crianza

Investigadores como el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “The Anxious Generation”, coinciden en que retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres hoy.

La evidencia es clara: dar un smartphone a un niño antes de los 13 puede tener consecuencias serias y duraderas. En un mundo cada vez más digitalizado, tal vez la verdadera rebeldía —y protección— esté en apagar el teléfono.

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