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México

Aparece vocero de ‘Yosoy132’, se ausentó por decisión propia

El ombudsman nacional, Raúl Plascencia, informó que ayer martes Aleph Jiménez acudió a la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), acompañado por un senador del Partido del Trabajo (PT) por Baja California, para declarar lo que le había sucedido.

El vocero de #YoSoy132 en Ensenada, Baja California, Aleph Jiménez Domínguez, salió de esa ciudad por su propia voluntad, luego de que elementos de la Policía Municipal lo detuvieron por su forma de manifestarse durante la celebración del “Grito de Independencia”.

El ombudsman nacional, Raúl Plascencia, informó que ayer martes Aleph Jiménez acudió a la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), acompañado por un senador del Partido del Trabajo (PT) por Baja California, para declarar lo que le había sucedido.

En el marco de la inauguración del “Seminario Los Derechos Humanos y el Acceso a la Justicia Ambiental: Mecanismos no Jurisdiccionales y Medios de Participación Ciudadana”, en la ciudad de México, Plascencia mencionó que la queja del activista es la única que se ha presentado de los integrantes de ese movimiento ante la CNDH.

Refirió que el joven detalló que el 15 de septiembre elementos municipales lo detuvieron y liberaron horas después, por lo que decidió trasladarse a otra entidad y hasta ayer acudir a la CNDH, para presentar su queja en contra de los policías locales.

La aprehensión, dijo, fue “a propósito de algunas consignas y formas de manifestación que estaba llevando a cabo durante la ceremonia del Grito de Independencia. Fue detenido por elementos de la Policía Municipal y llevado a la delegación municipal; liberado posteriormente y después de ello decidió ausentarse algunos días”.

Plascencia Villanueva refirió que de acuerdo con el activista, fue subido a una patrulla que lo llevó ante un juzgado cívico, donde se le certificó y se le dejó en libertad. No fueron más de ocho horas “y en principio se fue de Ensenada por su propia voluntad, aunque refiere que tiene temor a alguna represalia”.

Sobre el particular, Jiménez Domínguez no pidió protección, aun cuando se le ofreció dictar medidas cautelares, a lo que el respondió que valoraría.

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México

Pone ‘El Mayo’ ultimátum: me repatrian o el colapso

Ismael «El Mayo» Zambada, líder de Cártel de Sinaloa, exigió al Gobierno de México que reclame a Estados Unidos su repatriación porque, de no hacerlo, la relación entre los dos países sufrirá un «colapso».

Juan Manuel Delgado González, asesor jurídico de Zambada en México, confirmó que la petición fue presentado ayer en el Consulado General de México en Nueva York un escrito al que tuvo acceso Grupo Reforma y donde Zambada exige que lo defienda el gobierno.

Debe intervenir (el gobierno) a fin de que el presente asunto no resulte en un colapso en la relación bilateral entre ambos países, puesto que no se debe de perder de vista la irregular e ilegal manera en que el suscrito fui puesto a disposición de las autoridades de los Estados Unidos de América».

En julio del 2024, Zambada fue engañado por Joaquín Guzmán López, hijo de «El Chapo» Guzmán, fue secuestrado para llevarlo a Texas donde enfrenta cargos por delincuencia organizada, homicidio, narcotráfico en gran escala y lavado de dinero, entre otros.

En la solicitud de asistencia consular, el capo señala que si no se interviene en favor de sus derechos, políticos y funcionarios mexicanos también pueden ser secuestrados y trasladados ilegalmente al país vecino.

Por lo anterior, expresa que la respuesta del Estado mexicano «no es opcional», porque tiene la obligación ineludible de defenderlo.

«Si el Gobierno de México no actúa, el suscrito seré condenado a pena de muerte sin lugar a ninguna duda y además esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier gobierno extranjero pudiera de manera impune violentar nuestro territorio y soberanía, interviniendo para la detención de cualquier persona, incluso políticos o funcionarios del Gobierno, para ser trasladados a la jurisdicción norteamericana sin que nada suceda», manifiesta.

«Exijo y demando que el Estado mexicano cumpla con su obligación ineludible de intervenir de manera inmediata, contundente y sin margen de discrecionalidad para exigir formalmente a los Estados Unidos de América garantías y seguridades absolutas, plenas, vinculantes e irrevocables de que no se me impondrá ni se ejecutará la pena de muerte en su jurisdicción. Esta exigencia no es opcional, ni puede ser interpretada como una cuestión de oportunidad política o diplomática».

El documento firmado por Zambada advierte que, de no haber una exigencia categórica y formal de sus garantías, «constituiría una traición al sistema jurídico mexicano» y al deber del Estado de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, sin excepción alguna.

«En este contexto, en cuanto hace a mi asunto en particular, resulta una obligación del Estado Mexicano: presentar una protesta formal ante las autoridades estadounidenses, señalando la violación del Tratado (de México y Estados Unidos para prohibir los secuestros transfronterizos) y exigiendo el respeto a la soberanía mexicana y al debido proceso legal», señala.

Solicitar la repatriación inmediata de mi persona, argumentando que mi traslado fue ilegal y que cualquier proceso judicial en mi contra debe llevarse a cabo en México, conforme a las leyes nacionales y los acuerdos internacionales vigentes».

En una parte de su escrito, el líder del Cártel de Sinaloa requiere al Gobierno de México para que pida a los estadounidenses un informe detallado de las circunstancias de su secuestro y traslado, identificando quiénes permitieron su entrada a la Unión Americana y bajo qué base legal.

También, que le informen la identidad de las personas involucradas en su traslado, tanto del lado estadounidense como del lado mexicano.

La razón por la que alega que el Gobierno federal debe exigir la cancelación del proceso al que está sometido en Nueva York, es precisamente porque el procedimiento tiene como origen su secuestro y traslado ilegal a la Unión Americana.

«Esta exigencia no es una cuestión discrecional ni sujeta a consideraciones políticas o diplomáticas», dice.

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