El Consejo de Salubridad General (CSG) revisa un nuevo proyecto de Guía para Asignación de Recursos Médicos en Situación de Contingencia, que deja de dar prioridad a los jóvenes sobre adultos mayores y en caso de empate entre pacientes, no se usará el azar para decidir quién accederá a los recursos escasos ante la pandemia por COVID-19.
El Consejo de Salubridad General tiene 10 días para revisar el documento y en su caso aprobarlo.
«La única característica que debe tomarse en cuenta para ser candidato a la asignación o reasignación de recursos escasos de medicina crítica es la posibilidad demostrable de acuerdo a la experiencia médica nacional e internacional de beneficiarse de dichos recursos médicos. La única excepción a esto, como se explica adelante, es pertenecer al personal de salud que combate la epidemia de COVID-19», indica el documento.
El 13 de abril, el CSG publicó en su página web la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, documento que causó controversia pues ante la posible saturación de los servicios de medicina crítica durante la pandemia por COVID-19, determinó que se priorizaría a los pacientes jóvenes sobre los adultos mayores o de aquellos con enfermedades crónicas.
Además, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se deslindó del documento puesto que no fue convocada a discutir la guía aún cuando el rector, Enrique Graue, es uno de los vocales titulares del Consejo.
En el nuevo proyecto de guía, que de acuerdo con el CSG fue revisado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y por la Organización Panamericana de la Salud, se establece que cualquier asignación de recursos escasos entre dos o más pacientes se debe basar en una evaluación minuciosa de la salud de cada paciente.
«En su situación presente, o el impacto actual de la infección en sí, su situación pasada como comorbilidades preexistentes de impacto sobre su expectativa de beneficiarse con algún tratamiento y la expectativa de supervivencia al tratamiento de acuerdo a las características conocidas específicas de la enfermedad según afecta al organismo de distintos individuos», señala.
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Para realizar esta evaluación se usará la escala Sequential Organ Failure Assessment (SOFA, por sus siglas en inglés) con la que se determinará la puntuación de cada paciente; quien tenga menor puntaje será el candidato a recibir los cuidados de medicina crítica y en caso de empate, la decisión se tomará de forma aleatoria.
«El objetivo de esta guía es dar una pauta bioética para proteger la salud de la población, entendiendo esto como salvar la mayor cantidad de vidas posibles».
«Lo anterior se traduce en que los pacientes que tienen mayor probabilidad de sobrevivir con la ayuda de la medicina crítica son priorizados sobre los pacientes que tienen menor probabilidad de sobrevivir. Cuando la puntuación sea idéntica, entonces la decisión deberá de tomarse de forma aleatoria y transparente», apunta.
El documento indica que el personal de salud que combate la emergencia por COVID-19 tendrá prioridad para acceder a los recursos escasos de medicina crítica, siempre y cuando su condición de salud no sea tan grave, que incluso al recibir estos servicios no pueda recuperarse.
«El personal de salud que hace frente a la pandemia deberá de pasar al principio de la lista para obtener recursos escasos de medicina crítica cuando esto sea requerido. La única excepción a este punto es cuando el personal de salud presente tales comorbilidades, o su pronóstico sea tal, que sería fútil que se accediera a recursos escasos de medicina crítica», refiere.
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Las razones por las que se da prioridad a este grupo, explica el proyecto de guía, es porque los profesionales de la salud están en riesgo constante y si no sienten un respaldo acerca de qué pasaría si se contagian, su labor podría disminuir.
«Se prioriza al personal de salud a manera de retribución parcial por exponerse a dichos riesgos sanitarios».
«Si el personal de salud no supiera que ellos recibirían atención prioritaria, el estímulo para realizar su labor disminuiría, poniendo en riesgo la atención de la población en general. Segunda, el personal de salud cumple una función primordial para hacer frente a la epidemia, por tener la capacidad, si logra restablecerse, de salvar más vidas», refiere.
El nuevo proyecto de Guía para Asignación de Recursos Médicos en Situación de Contingencia enfatiza que no excluye a ningún paciente ni por edad o discapacidad, condiciones que no son características que excluyan a personas de recibir cuidados críticos.
«Es un error que ha de evitarse a toda costa asumir que tener cierta edad o cualquier discapacidad es sinónimo de tener una calidad de vida inferior, tener una prognosis médica desfavorecedora o de tener mala salud», puntualiza.
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