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Ciencia y Tecnología

Apple patenta teclado resistente a las migajas

Para los que tienen MacBook, la experiencia de comer frente a su laptop puede ser terrible. Corren el riesgo de que las migajas se alojen debajo o entre esas teclas superficiales y desactiven el interruptor del teclado de tal forma que escribir una sola oración se puede convertir en una tarea hercúlea. Casi te rompes el dedo intentando cambiar a mayúsculas o presionando comando. Y lo más deprimente de todo, sólo puedes culpar a tu apetito interminable.

Existen métodos alternativos para aquellos que deseamos proteger nuestros teclados contra los derrames de nuestros refrigerios, como los protectores de goma con las que puedes evitar cualquier contacto con el teclado. Sin embargo, estos protectores son muy frágiles y no solucionan el problema, y, sinceramente, ¿a quién le dan ganas de gastar dinero demás?
El teclado de una MacBook es un recipiente para toda la basura que consumes, una verdad que Apple entiende, y es la razón por la que ha estado tratando de encontrar una solución durante casi dos años. En septiembre de 2016, la compañía presentó una patente para un teclado resistente a las migajas, informó el Verge la semana pasada, aunque la compañía no hizo pública la patente hasta el jueves pasado.

La patente cuenta con una serie de posibles actualizaciones de diseño para el teclado de la MacBook, como colocar sellos entre las teclas y para cubrir los espacios entre las dos capas, o instalar una membrana que libera aire cada vez que presiones una tecla, alejando a las migajas de esos rincones y grietas.

Vale la pena mirar los bocetos de la propia patente para tener una mejor idea de cómo sería hipotéticamente el teclado legendario. Sin embargo, no te hagas ilusiones: la existencia de una patente no garantiza que lo desarrollen de inmediato.

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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