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México

Aprueba el Senado la Ley de Ingresos 2018

El pleno del Senado de la República aprobó la noche de este jueves en lo general y en lo particular la Ley de Ingresos 2018, lo que permitirá al Gobierno Federal utilizar un total de 5 billones 270 mil 667 millones de pesos el año que entra.
Con 90 votos a favor, 29 en contra y ninguna abstención, la cámara alta dio el visto bueno al presupuesto 2018, que incluye recursos adicionales por 43 mil 291 millones de pesos para la reconstrucción de las zonas más afectadas por los sismos de septiembre pasado.

Esta cantidad proviene de un ajuste a la expectativa en el tipo de cambio y precio del petróleo para 2018. En el caso del crudo, el cálculo pasó de 46 a 48.5 dólares por barril, mientras que el precio del dólar esperado pasó de 18.10 a 18.40 pesos por unidad.

Además, la Ley prevé una deuda interna por 470 mil millones de pesos y externa de 5 mil 500 millones de dólares. En el caso de Ciudad de México, el techo de deuda pasó de 4 mil 500 a 5 mil 500 millones de pesos, lo que permitirá a la entidad hacer frente a las tartas de reconstrucción tras el sismo del pasado 19 de septiembre.

Tras la aprobación, la Mesa Directiva del Senado turnó la Ley al Poder Ejecutivo para su publicación en el Diario Oficial de la Federación, lo cual podría suceder la próxima semana.

Luego de la sesión, el presidente de la Comisión de Hacienda del Senado reconoció que hubo discusiones intensas en comisiones, por lo que ponderó el acuerdo alcanzado y la responsabilidad para sacar adelante el dictamen, a pesar de las complejidades propias de la pluralidad parlamentaria.

José Yunes Zorrilla agregó que el ajuste en el precio del dólar y petróleo en el presupuesto se realizó con toda responsabilidad y no pondrá en riesgo las finanzas públicas del país.

Por su parte, los diputados de opsisión Juan Carlos Romero Hicks, Armando Ríos Piter, Mario Delgado, Dolores Padierna, Fidel Demédicis y Manuel Bartlett criticaron el ajuste y alertaron sobre el crecimiento de la deuda pública y un posible desajuste en las finanzas por cambiar el precio del barril de petróleo.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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