Al menos una decena de personas fueron asesinadas en las últimas 48 horas en el turístico puerto de Acapulco, en el sur de México, dos de ellas baleadas en playas populares frente a turistas extranjeros y locales, informaron autoridades policiales.
El incremento de estos hechos de violencia coincide con la retirada de cientos de agentes de la Policía Federal y de la Gendarmería Nacional que estaban desplegados en la zona y que fueron movilizados para velar por la seguridad durante la visita del papa Francisco en distintas ciudades el país.
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, precisó que los policías federales estarían de regreso una vez finalizada la gira del pontífice y aseguró que, de manera momentánea, las tareas de seguridad estarían apoyadas por el Ejército y la Marina.
Uno de los asesinatos en la zona de playa se registró el lunes al mediodía en un lugar conocido como Tamarindos.
Un grupo de seis personas armadas disparó contra la víctima varias veces cuando descansaba bajo un parasol de palma, mientras dos parejas de ancianos norteamericanos se encontraban a unos metros, informó un mando regional de la policía estatal.
El otro crimen ocurrió este martes por la tarde en la playa Condesa, también en presencia de visitantes extranjeros y mexicanos, donde hombres armados asesinaron a un comerciante.
El resto de los homicidios registrados en este puerto ocurrieron en distintas colonias, y entre las víctimas hay una mujer, según reportes de la fiscalía estatal de Guerrero.
Con uno de los índices más altos de homicidios y secuestros de México, Guerrero ha sido víctima en los últimos meses de una escalada de violencia por pugnas entre cárteles de la droga, principalmente Los Rojos y Guerreros Unidos.
Este estado, también uno de los más pobres de México, es la región en la que desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, aparentemente a manos de Guerreros Unidos y policías corruptos.
El Economista