El líder de un grupo criminal identificado como un brazo armado del Cártel de Sinaloa, José Noriel Portillo Gil alias «El Chueco» habría sido asesinado y su cuerpo hallado sin vida durante las primeras horas del miércoles. De acuerdo con el fiscal general de Chihuahua, César Jáuregui Moreno, ya fue identificado por su hermanaDiana Carolina Portillo y esta mañana, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que las pruebas de ADN culminaron, con lo quese demostró que se trataba del de la misma persona encontrada sin vida en Choix, Sinaloa.
De acuerdo con Jáuregui Moreno, el hallazgo del cadáver se realizó 24 horas después de que murió y en el lugar fueron encontrados 16 cartuchos percutidos, de igual forma, refirió que el sujeto tiene un balazo en la cabeza. Al momento en el que dio el mensaje para medios de comunicación, refirió que el cuerpo se encuentra en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Los Mochis. Esta información cobró relevancia debido a que se trata de uno de los sicarios más buscados, pues se le relaciona con el asesinato de dos jesuitas y un guía de turistas en junio pasado.
Así era la lujosa casa de «El Chueco»
A «El Chueco» los habitantes solían verlo en calles de Bauichivo, San Rafael y Cerocahui del municipio de Urique, pero llamaba la atención ya que viajaba en autos blindados y de reciente modelo. Sin embargo, esto tenía sentido al ser conocido como uno de los líderes de crimen organizado más temido en la zona de la Sierra Tarahumara, pues a él se le atribuyen diversos hechos violentos, como el asesinato del profesor de español de nacionalidad estadounidense Patrick Braxton-Andrew, en 2018.
Noriel vivía en una casa sumamente lujosa en la localidad de Bahuichivo, en la barranca de Urique, la cual contrastaba con las demás viviendas, pues la de él resaltaba por la arquitectura tipo estadounidense con finos acabados interiores como madera y al exterior, contaba con un área con pasto sintético.
Cabe destacar que enfrente de la lujosa vivienda construyó una fortaleza en la que vivían al menos una decena de sicarios cuya tarea era cuidar de «El Chueco», al interior había camas, una pantalla, sillas e incluso un altar a la Santa Muerte. Asimismo, en algunos puntos estratégicos fueron colocados halcones para vigilarlo a toda hora, de acuerdo con lo referido por Telediario.
El inmueble contaba con otras peculiaridades como las llamadas «troneras» que son agujeros que hacen los sicarios en las paredes que rodean el inmueble para utilizarlos como parapeto, esto en caso de que algún grupo rival se acercara, pues por ahí se sacaban las armas para iniciar el ataque.
Fue antes del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales de 79 años, Joaquín César Mora Salazar de 81 años y el guía de turistas Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez, cuando elementos de la Fiscalía de Chihuahua y de la Secretaría de Marina irrumpieron en el domicilio para intentar detener al buscado sicario, pero logró huir. Sin embargo, lograron decomisar armas, drogas y bienes valuados en 70 millones de pesos.