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Revista

Bon Jovi entra al Salón de la Fama

Se le hizo a Bon Jovi: por fin son parte del Salón de la Fama de Rock and Roll.

Ayer, las leyendas del rock fueron inducidas durante una emotiva ceremonia que se rea­lizó en el Auditorio Público de Cleveland ante fans y familiares de los músicos.

Jon Bon Jovi se reunió una vez más con Richie Sambora, el gui­tarrista original de los oriundos de New Jersey, quien abando­nó en 2013 la banda. El baterista Tico Torres, el tecladista David Bryan y el bajista Hugh McDo­nald, sustituto de Alec John Such, también estuvieron presentes.

El discurso de Jon fue bas­tante emotivo porque recordó al hombre que le enseñó a tocar la guitarra, Al Parinello, su tiempo trabajando para la compañía de luz en Estados Unidos; además de hablar de las bandas y músi­cos que influenciaron su carrera: The Animals, Thin Lizzy, Bruce Springsteen y has­ta su participación en el disco de Navidad de Star Wars.

“Aprendimos a ganar­nos gente de todo el mun­do que no conocía nuestro nombre”, mencionó el cantante, de 56 años.

Además de relatar cómo han superado tiempos difíciles, como el que pasaron con la ausencia de Sambora para el disco y la gira de Because We Can, las dos operaciones de emergencia a las que se sometió Torres. “Juro que hasta mi guitarra me dio un dedo”, expresó.

Agradeció a su esposa, a sus familiares y leyó una larga lista de colabora­dores a los cuales quiso incluir en su discurso y fina­lizó: “el tiempo es el producto más pre­ciado que tenemos”, al tiempo que Jon señalaba a cada integrante.

Cada integrante tuvo su mo­mento al micrófono y los fans esperaban las palabras de Sam­bora, para ver si existe algu­na posibilidad de reconciliarse y regresar a la banda que fundó en 1983. Pero no fue así, se limi­tó a los agradecimientos y a de­cir que ser parte de Bon Jovi es lo mejor que ha podido vivir.

Lo que todos querían también ocurrió. Bon Jovi tocó You Give Love a Bad Name, It’s My Life y When We Were Us, esta última con Jon y Richie al micrófono. Livin’ on a prayer no pudo faltar y así sellaron su gran noche.

Durante la ceremonia tam­bién fueron inducidos The Cars, Dire Straits, The Moody Blues, Nina Simone y Sister Rosetta Tharpe.

Excelsior

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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