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Salud y Bienestar

Cataratas afectan principalmente a pacientes con diabetes mellitus

Las cataratas afectan principalmente a pacientes con diabetes mellitus y algunas de las complicaciones son glaucoma, hemorragias intraoculares, hemorragias vítreas y desprendimientos de retina o pérdida de la visión.
El doctor Nicolás Perea Ortega, adscrito al servicio de oftalmología del Hospital General Regional 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que las cataratas son la opacidad de una estructura especializada del ojo, que se llama cristalino y que con el paso del tiempo condiciona la perdida de la visión.

Estableció que para prevenir dichas complicaciones, el paciente diabético debe llevar un control estricto de sus niveles de azúcar y de presión arterial, a través de su médico familiar, ya que estos padecimientos afecta en mayor frecuencia a hombres y mujeres después de los 50 años de edad.

«En caso de presentar cataratas, el tratamiento es ciento por ciento quirúrgico y consiste en la extracción de las mismas y el implante de un lente intraocular», manifestó.

De no recibir un tratamiento oportuno, advirtió, se puede complicar con glaucoma –enfermedad caracterizada por el aumento de la presión del ojo– y el paciente pude perder la visión.

El especialista recomendó a los pacientes protegerse de la radiación ultravioleta realizarse un estudio oftalmológico general acudiendo con su médico familiar.

Por lo anterior, exhortó a la población que en caso de presentar disminución lenta y progresiva de la capacidad visual de uno o de ambos ojos o distorsión de imagen acudir con su médico familiar para prevenir problemas visuales.

 

 

 

Notimex

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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