El chef Enrique Olvera, propietario del restaurante mexicano Pujol, causó polémica por su columna en la que, destaca su opinión sobre que su trabajo sea modificado al gusto del cliente, “que no siempre tiene la razón”, así como el pueblo.
En su columna, publicada en Reforma, el chef manifestó su molestia porque los comensales no respeten “la creatividad invertida y las múltiples noches sin sueño” que representa hacer sus propios platos.
Como ejemplo de lo anterior, señaló a los clientes que pedían chiles toreados para “el fettuccini, que cuidadosamente salteábamos à la minute en una cremosa salsa de langosta perfumada con un poco de jerez fino”, y quienes piden limón para cualquier platillo.
“Con sus inconcebibles peticiones lograban desatar la furia de la mayoría de los cocineros, chefs y sous chefs, incluyéndome”, subrayó.
Ante tal “atentado” contra sus platillos, dijo, “esta mentalidad desafía el pensamiento, muy norteamericano, de darle siempre la razón al cliente, que no siempre la tiene -así como el pueblo tampoco siempre la tendrá-“.
“Nuestros líderes, ya sea en el gobierno o en el sector privado, no deben escapar a esa obligación de atención y cuidado. Es de ellos la responsabilidad de salvaguardar los intereses de todos nosotros, de tomar decisiones que desde afuera pudieran parecer temerarias por causar un posible derrumbe instantáneo de la popularidad ante los clientes, pero que en realidad son la única manera de garantizar la viabilidad y la buena reputación de nuestros locales”.
De acuerdo con Olvera, quienes hacen peticiones como chiles toreados o limón para el ‘nigiri de un omakase’, “es una falta de respeto y habla peor de quien lo solicita que de quien lo niega”.
“Si te gusta mucho el pescado con limón, hay muchas cevicherías y marisquerías que hacen un trabajo fabuloso y que no se ofenderán para nada si solicitas un poco más”, agregó.
Tras la publicación de su columna, titulara “No saben quién soy”, en redes sociales, principalmente en Twitter, Enrique Olvera fue duramente criticado y tachado de “nefasto”, “clasista” y “pretencioso”.
Sin embargo, también hay quienes defienden la opinión del chef, subrayando que, “si vas a un lugar como Pujol, de ante mano sabes que experiencia te espera. No puedes llegar y alterar los platillos o las bebidas, que literalmente llevan semanas de planeación”.
Fuente: Radio Fórmula