Los centros de votación abrieron hoy en Chile ante la votación para el plebiscito que podría establecer modificaciones fundamentales a la Constitución Política de esa nación, luego de varias protestas sociales que dieron paso a esa instancia para dejar atrás el actual documento base que fue establecido en dictadura.
Más de 15 millones de electores comenzaron este domingo a votar en Chile para aprobar o rechazar la propuesta, la que fue establecida por una convención constituyente, que la integran ciudadanos elegidos democráticamente.
Largas colas de veían en varias partes del país al abrir las mesas de votación a las 08:00 horas locales de este domingo, según AFP.
«En Chile nuestras diferencias las resolvemos con más democracia, nunca con menos. Estoy profundamente orgulloso de que hayamos llegado hasta aquí», escribió el presidente chileno Gabriel Boric en su cuenta Twitter.
El mandatario fue a Magallanes, región del extremo sur de Chile, para emitir su sufragio en la sede de votación donde está inscrito en su ciudad natal.
Durante meses, los sondeos de opinión han mostrado una clara ventaja del bando del «Rechazo», pero la diferencia se ha ido estrechando, lo que da esperanzas a los partidarios del cambio de que puedan lograr una victoria.
El resultado será crucial para el presidente, Gabriel Boric, de 36 años y que ha sido uno de los principales defensores de la nueva Constitución. Los analistas dicen que los votantes también ven la consulta como un referendo sobre el presidente más joven de la historia de Chile, que ha visto su popularidad desplomarse desde que asumió el cargo en marzo.
El plebiscito, en el que votar es obligatorio, culmina un proceso de tres años iniciado cuando un país antes considerado como un ejemplo de estabilidad en la región estalló en protestas callejeras estudiantiles en 2019 luego de un aumento en los precios del transporte, las que no tardaron en ampliarse a exigencias más generales ante igualdad y protecciones sociales.
Al año siguiente, poco menos del 80 por ciento de los chilenos votaron a favor de cambiar la Constitución Política, que se remonta a la dictadura militar que dirigió Augusto Pinochet entre 1973 y 1990 en la nación.
Después, en 2021, eligieron a los delegados de la convención constitucional. En pleno fervor antisistema, los chilenos eligieron principalmente a personas ajenas a la clase política tradicional para redactar el texto. Fue la primera del mundo escrita por un grupo paritario de hombres y mujeres.
Tras meses de trabajo, los delegados entregaron un documento de 178 páginas con 388 artículos que, entre otras cosas, hace énfasis en asuntos sociales e igualdad de género, consagra derechos de la población indígena del país y coloca el cambio climático y el medio ambiente en prioridad en un país que es el mayor productor mundial de cobre. También introduce los derechos a vivienda, salud y educación gratis.
La nueva Constitución describe a Chile como un estado plurinacional, establece territorios indígenas autónomos y reconoce un sistema paralelo de justicia en esas zonas, aunque los legisladores decidirían hasta donde podría llegar su autoridad.
En cambio, la constitución actual es un documento que prioriza los negocios y el sector privado frente al estado en cuestiones como educación, pensiones y sanidad. Tampoco hace referencia a la población indígena, que supone casi el 13 por ciento de sus 19 millones de habitantes.
Elisa Loncon, líder indígena y primera presidenta de la convención constitucional, dijo que la nueva carta no resolvería de inmediato los problemas económicos y políticos del país, pero era una vía hacia una sociedad más justa y democrática.
Cientos de miles de personas llenaron el jueves por la noche una gran avenida de la capital chilena tras el último mitin de la campaña a favor de la Constitución, una asistencia que según los organizadores muestra un entusiasmo no reflejado en los sondeos.
Algunos chilenos temen que el texto se incline demasiado hacia la izquierda. Paulina Lobos, que ha hecho campaña en contra, afirmó que era una imposición de radicales izquierdistas sobre la sociedad.
Sus defensores, sin embargo, señalaban que esa oposición se debía en parte a un aluvión de noticias falsas en torno a la propuesta.