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COMENTARIOS DE PRENSA por Luis Ochoa Minjares

UN EDIFICIO MODERNO

PARA UN PRI MODERNO

 

Luis Ochoa Minjares

 

   Decíamos recientemente que el partido tricolor, por fin, quedó en manos de nuevas generaciones de militantes y dirigentes treinañeros, sin subestimar y excluir, por supuesto, a los viejos dinosaurios cargados de experiencia, lealtad y entrega total.

 

   Hasta ahora esa chaviza está dando buena cala. Prueba de ello es el cotidiano y fecundo contacto con las bases, equivalente a un virtual foro de consulta a la militancia acerca de la transformación y modernización del Revolucionario Institucional.

 

   Animados por esta circunstancia nos estamos tomando la libertad de presentar la siguiente ponencia titulada “un edificio moderno para un partido moderno”, nutrida por el viejo anhelo de militantes, simpatizantes y muchos dirigentes de ayer y de hoy, de dotar al partido mayoritario de los mexicanos de una estructura moderna.

 

   PLANTEO.- La tarea histórica de mantener el poder político por la vía democrática implica para nuestro partido y sus militantes, organizar con eficacia, unificar por convicción y movilizar por intereses legítimos a las mayorías de la familia mexicana.

 

   Para ello se precisa, como sabemos todos, principios ideológicos, doctrina política, plataformas electorales, programas de gobierno, razón histórica y, finalmente, la infraestructura física de la que destacan locales, edificios y centros de reunión modernos, funcionales, acogedores y congruentes con las necesidades actuales de nuestro instituto.

 

   El edificio de un partido político, especie de templo laico, confiere a la institución confianza, sentido de permanencia, solemnidad, respeto y, sobre todo, si este inmueble es moderno y facilita las tareas de organización y la movilización de sus cuadros y sus bases con prontitud, vigor y oportunidad.

 

   REPLANTEO.- La modernización de un partido político también pasa por la modernización de su infraestructura física, particularmente de su local o edificio social.

 

   Por apatía, descuido o negligencia nuestra, hemos permitido que la institución política más poderosa en todos sentidos y con el poder en sus manos, se la que tenga los  locales y edificios más pobres, obsoletos, incómodos, insuficientes e indignos de las mayorías que, con su voto, conquistaron y mantienen ese poder en sus manos.

 

   Buena parte de la llamada clase media, integrada por abogados, médicos, ingenieros, profesionistas y pequeños empresarios, que han alcanzado un estandar de vida y gustan de las comodidades elementales escapan a la influencia de nuestro partido y sus propósitos de organizarlos, unificarlos y movilizarlos, precisamente porque carecemos de un local, un espacio y un ambiente adecuados por invitarlos y llevarlos con todo y sus familias.

 

   CONCLSIÓN.- Por todo ello resulta inaplazable, urgente y perentorio dotar a nuestros comités municipales y estatales de locales modernos y adecuados a las exigencias de hoy y a las necesidades de mañana.

 

MEDIOS IMPRESOS:

DOCTAS OPINIONES

 

   EL LIC. CONDE VARELA nos dice: Lic. Ochoa Minjares: Es difícil precisar el origen del éxodo de los lectores de medios impresos hacia los medios cibernéticos, porque no tenemos datos y cifras motivadores por tal cambio, sin embargo, las redes sociales están saturadas de jóvenes y quizás nuestras opiniones si queremos llegar a ellas es en formatos tipo el pulso de la República  de Chumel Torres en que tiene impacto especialmente en el sector juvenil del país.  Ojalá y le sirva lo anterior, estimado Lic. Ochoa

.

   EL LIC. FRANACISCO ORTIZ BELLO opina:

 

   Don Luis, muy honrado de que me considere para tal propósito.

Primero que nada debo decirle que pienso que lo que sucede con la migración de lectores de medios impresos hacia los electrónicos, es un ciclo normal. Lo mismo sucedió cuñado apareció la Televisión y pronosticaban la desaparición de la radio. Luego cuando apareció la videocasetera dijeron que agonizaba el cine. Más tarde cuando surgió el Internet pronosticaron que desaparecería la TV. Total, que ninguna de esas predicciones se ha cumplido. Tampoco creo que se cumpla esta última.

 

   Sí pienso que los medios impresos deben focalizarse en su mercado natural. La noticia por Internet es primicia, velocidad, rapidez. Y muchas de las veces por satisfacer esas premisas los editores y periodistas sacrifican la profundidad de la noticia.

 

   Si los medios impresos quieren competir con los electrónicos en rapidez, exclusividad y oportunidad, no podrán. Como estos últimos no podrán hacerlo en amplitud de detalles, en profundidad y otros aspectos que sólo los impresos pueden lograr.

 

   Esa es mi humilde opinión Don Luis. Espero no haberlo decepcionado pero sinceramente creo que un periódico nunca podrá ser sustituido por un portal de Internet, por más bueno que sea este último, aunque sea para matar moscas, o limpiar los vidrios del auto. Esto último es sarcasmo, por supuesto, pero sirve para destacar lo que sólo un medio impreso puede tener y proporcionar.

 

Como en todo en la vida, si creo que hay que darle una ayudadita a la industria que hay alrededor de los medios impresos -incluidos nosotros por supuesto- y pienso que la manera más efectiva de hacerlo es, precisamente, buscando y destacando estas diferencias entre un medio y otro. Cuente conmigo para esa tarea.

 

QUIETOS SEÑORES

“MADRUGADORES”

 

   La modernización de un país rico en rezagos de toda índole es imposible si no pasa por una verdadera y auténtica transformación de todo lo obsoleto, lo inservible, la cochambre petrificada, los vicios de toda clase y, sobre todo, por la moralización política y la proscripción de la impunidad y la corrupción, sin olvidar la mentira política como sistema de gobierno, que urge desaparecer ya.

 

   Instaurar la transparencia y claridad en el manejo de las finanzas públicas no es faena que se logre de un día para otro, no es, como dice el ingenio popular, “enchílame otra”. Es una tarea de romanos, en la que se expone el capital político y en muchos casos hasta el pellejo. En el afán de poner las cosas en orden en el manejo del dinero intocable del pueblo, es natural que surjan problemas y discrepancias en el manejo de las contabilidades.

 

   Pero esas discrepancias y ajustes numéricos, no deben ser motivo ni pretexto para sembrar rumores, y, sobre todo, para echar el gato del futurismo a retozar. Es perdonable que mentes débiles, almas ingenuas y politiquillos ignorantes, hagan uso de estos incidentes para sembrar la confusión. Pero quienes no tienen perdón son aquellos políticos que desde el seno del partido o del poder atizan la hoguera del tempranismo electoral y hasta dan nombres de precandidatos. A estos señores solamente les podemos decir, quietos, señores madrugadores, quietos. Si no ayudan, no estorben.

 

   FINALMENTE, la frase de la semana enviada amablemente por la señora doña Emma Luna Caldera cuyo texto dice:

 

   “Señor, danos el milagro nuestro de cada día. Que cuando nuestras piernas estén cansadas, podamos caminar con la fuerza de nuestro corazón.

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Opinión

Francisco: el futbolista que soñaba con ayudar a los pobres. Por Caleb Ordoñez Talavera

En un mundo donde los líderes suelen subir al poder sobre pedestales dorados, Jorge Mario Bergoglio eligió las sandalias del pescador. Aquel argentino que un día fue arquero de fútbol, amante del tango y de los libros de Dostoyevski, se convirtió en Papa y jamás olvidó de dónde venía. Francisco no fue un pontífice cualquiera; fue un Papa de carne y hueso. De esos que uno siente que podría toparse en la fila de las tortillas, con una sonrisa serena y una mirada que, sin mucho ruido, te abraza el alma.

Francisco ha sido, sin lugar a dudas, el Papa más disruptivo en siglos. No porque haya roto dogmas —la estructura doctrinal sigue firme—, sino porque le dio un rostro distinto a la Iglesia Católica. Dejó de lado la solemnidad acartonada y abrazó la humildad. Cambió el papamóvil blindado por un Fiat, rechazó vivir en los lujosos aposentos vaticanos y optó por una residencia sencilla. El “Vicario de Cristo” en la tierra eligió la austeridad, no por estrategia, sino por convicción.

Pero su verdadera revolución fue moral y emocional. Francisco no gritaba desde el púlpito: escuchaba desde las banquetas. Su papado se volcó en los márgenes, allí donde duele el hambre, la exclusión y el olvido. Su voz fue trinchera para los migrantes, los pobres, los ancianos, los refugiados.

Muchos lo criticaron por “idealista”, como si eso fuera pecado. Pero Francisco no era ingenuo, era valiente. Sabía que sus llamados a la justicia social incomodaban a muchos en las cúpulas de poder, tanto eclesiásticas como políticas. Sin embargo, nunca dio marcha atrás. “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”, dijo al iniciar su pontificado. Y no era una frase para los titulares: era su hoja de ruta.

En tiempos donde la migración se convirtió en moneda electoral, el Papa Francisco insistía en recordar lo esencial: los migrantes no son cifras, son personas. Los visitó en las fronteras de Europa, lloró con ellos, oró con ellos, los abrazó. Nunca usó una cruz de oro; la suya era de hierro, sencilla, como el corazón que la portaba.

No fue un teólogo de escritorio. Fue un pastor que olía a oveja. Supo enfrentarse al clericalismo con una sonrisa y un gesto firme. Habló de ecología cuando el mundo prefería mirar al petróleo, habló de inclusión cuando otros aún discutían si las puertas de la Iglesia debían estar abiertas. Fue reformador no porque cambiara leyes, sino porque cambió la conversación.

Y entre todas sus aficiones —el cine italiano, la literatura rusa, la cocina porteña— hay una que siempre lo delató como el más humano de los líderes: el fútbol. Fan acérrimo del equipo San Lorenzo, seguía los resultados con la emoción de un niño. Para Francisco, el fútbol era una metáfora del Evangelio: todos juntos, diferentes, pero con un solo objetivo. “Lo importante no es meter goles, sino jugar en equipo”, decía.

El balón lo extrañará. La pelota, esa esfera rebelde que tantas veces desafía la gravedad, ha perdido a uno de sus poetas silenciosos. No se sabe si en el Vaticano habrá canchas, pero estoy seguro de que Francisco supo lo que es gritar un gol desde el alma.

Su legado es más que palabras. Está en los corazones de quienes alguna vez se sintieron excluidos. Está en cada migrante al que se le extendió la mano, en cada comunidad indígena que se sintió escuchada, en cada creyente que volvió a mirar a la Iglesia con esperanza y no con miedo.

El Papa Francisco nos recordó que la fe sin amor es un cascarón vacío. Que la Iglesia, si no camina con el pueblo, se convierte en museo. Que el Evangelio no es para adornar discursos, sino para incomodar a los cómodos y consolar a los que duelen.

Francisco será recordado como el Papa de los gestos pequeños, de las palabras enormes, del corazón abierto. No hizo milagros, pero hizo lo más difícil: cambiar el alma de una institución milenaria con solo mirar a los ojos de los pobres y decirles: “ustedes son el centro”. Y en tiempos donde el cinismo dentro de la política y en todos los medios cotiza alto, eso es ya un milagro.

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