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Salud y Bienestar

Cómo cuidar la piel en época de frío

Las bajas temperaturas están a la orden del día en esta época decembrina, por lo que expertos de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD), recomendaron una serie de medidas para cuidar la piel y evitar daños ocasionados por el frío.

Recordemos que el frío causa resequedad, comezón, irritación y dolor de articulaciones y huesos, entre otras cosas, sobre todo en partes del cuerpo como orejas, mejillas, manos, pies y labios, por lo que es importante hidratar la piel diariamente y varias veces al día, con varias capas de crema. Así lo determinó la doctora Julieta Ruiz del FMD.

La especialista en dermatología señaló que, a pesar de que suene extraño, también es recomendable usar bloqueador solar en época de frío, ya que la radiación ultravioleta se multiplica debido al efecto de la reflexión de la luz, en lugares fríos o donde hay nieve como el Nevado de Toluca.

Por otro lado, explicó que la piel debe tratarse con delicadeza y sugirió no tallarla con estropajos rugosos, asimismo recomendó utilizar jabones neutros y no someterse a tratamientos invasivos de láser o cremas estéticas.

Finalmente, señaló que las personas que sufran de dermatitis atópica, un problema crónico e inflamatorio que generalmente ataca a la población infantil, debe tener cuidados especiales, pues esa condición aumenta el riesgo de que la piel se dañe.

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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