La mayoría de nosotros cree que la deshidratación es un problema del verano.
Los días son más largos (¡y más cálidos!), y sudas más. Para compensar esto, bebes más agua y comes frutas y vegetales ricos en agua. También vas al gimnasio cuando hay demasiado calor para completar un entrenamiento en exteriores.
Sin embargo, lo que muchas personas no notan es que es igual de fácil deshidratarse en el invierno. Y debido a que pocas personas reconocen las señales de deshidratación en el invierno, puede ser aún más peligroso.
«En un ambiente seco o de gran altitud, puede que tu sudor se convierta en vapor en lugar de formarse en la piel”, dice el médico Ralph E. Holsworth, director de Investigación Clínica y Científica para la empresa Essentia Water y director médico del Hospital del Sureste de Colorado en Springfield, Colorado, Estados Unidos. “Por ejemplo, si esquiaste y ves a alguien con vapor, quiere decir que su sudor ya se convirtió en vapor de agua, visualizado en forma de vapor”.
La deshidratación; sin importar en que estación estamos, siempre es peligrosa. Después de todo, hasta el 60% del peso corporal de una persona es agua, y solo se necesita una reducción de ente 1% y 2% en ese porcentaje para causar deshidratación.
¿Por qué es tan importante la deshidratación? Eso es fácil: el agua es vital para la función de los órganos y la digestión.
También lleva nutrientes y oxígeno a todo el cuerpo, controla la presión sanguínea y lubrica las articulaciones. Sin suficiente agua, tu piel puede secarse y arrugarse.
Cada día, el cuerpo pierde aproximadamente ocho vasos de agua, y ese fluido necesita reponerse. Cuando te deshidratas, tu sangre se vuelve más gruesa, lo que hace que tu corazón trabaje más duro.
También, a medida que envejeces, el cuerpo es menos capaz de reconocer la deshidratación. Las señales iniciales de sed no se desencadenan ni se envían al cerebro, lo que hace que sea especialmente importante estar consciente de cuánta agua se consume.
Si no estás seguro sobre si estás o no deshidratado, analiza las señales, que incluyen dolores de cabeza, mareos, somnolencia, calambres musculares, náusea y vómito. Tu orina también será más oscura de lo normal. También eres más propenso a experimentar la boca seca, escalofríos o piel seca o enrojecida.
Tres formas de permanecer hidratado
Carga una botella de agua. Sabes que es importante beber agua antes, durante y después de ejercitarte, pero beber agua en el día también puede ayudarte a evitar la deshidratación. Reemplazarás el agua que tu cuerpo necesita para su funcionamiento diario y (¡con suerte!) añadirá un poco antes de tu clase de spinning.
Come frutas y vegetales ricos en agua. Puedes obtener algo de agua de productos frescos. De acuerdo con Karen Owoc, una especialista en rendimiento humano y miembro profesional del Colegio Americano de Medicina Deportiva y la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva, aunque la sandía normalmente es la primera fruta rica en agua en la que piensa la gente, la lechuga es 95% agua. Y las naranjas y manzanas son 88% y 84% agua, respectivamente.
Escoge la ropa adecuada. La ropa puede hacer una gran diferencia en lo que se refiere a reducir el sudor. La ropa de colores claros refleja el calor en los meses de verano. La ropa ligera y floja permite una mejor circulación de aire y ayuda a que el sudor se evapore más rápidamente todo el año. Si te ejercitas afuera, asegúrate de vestirte en capas para que puedas quitarte la ropa que puede calentarte posteriormente.
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