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Cómo justifica Japón la matanza continua de ballenas

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Japón inició el martes la temporada de tres meses de caza de ballenas a pesar de las presiones internacionales en contra de esta controvertida práctica. Y lo cierto es que lo puede hacer.
De acuerdo con la Comisión Ballenera Internacional (IWC por sus siglas en inglés), hay dos razones por las que se permite cazar estos animales: la práctica aborigen para la subsistencia y por motivos científicos.
Japón no califica para la primera -que además requiere de un permiso especial de esta comisión- pero tiene toda potestad para permitir la caza de ballenas para la investigación.
Razón por la cual este año el gobierno del país asiático permitió que zarpara el barco de investigación Kaiyo-Maru que -en principio- podrá cazar hasta 333 ballenas enanas para la ciencia.
Estas ballenas, una vez hayan servido su propósito científico, se podrán vender.
Por esto, organismos internacionales como el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por sus siglas en inglés) consideran que «los permisos científicos no son otra cosa que licencias para vender carne de ballena».
«La aprobación de la caza científica de ballenas es otorgada por el país que lo aplica. En otras palabras, Japón aprueba sus propios permisos sin que haya necesidad de dar una explicación», se lee en el comunicado de la IFAW.
«No es una coincidencia que los únicos países donde se matan ballenas con fines científicos sean aquellos interesados en crear mercados de carne de ballena. El programa científico de ballenas de Japón ocasionó la muerte de cientos de ballenas en 2009».
Sin embargo, Japón sostiene que hay razones científicas para abrir la temporada ballenera, y así lo explicó en un documento de más de 100 páginas que presentó ante la IWC.
«Letales y no letales»

Este año, el Kaiyo-Maru -barco propiedad de la Agencia de Pesca de Japón- tendrá dos objetivos: hacer una estimación de la población actual de ballenas enanas en el Ártico y estudiar los patrones de migración y los cambios en las condiciones nutricionales en esta especie.
Para ello, otras embarcaciones acompañarán la expedición dotadas de sondas náuticas y redes para tomar muestras.
El gobierno japonés explica en el documento que utilizará métodos «letales y no letales».
Concluyeron que para obtener datos necesarios sobre las edades de las ballenas son «importantes para determinar la población actual», no hay otra forma que no sea aplicar métodos letales.
Una postura que Greg Hunt, ministro de Ambiente de Australia rechaza completamente.
«No existe necesidad de matar ballenas en el nombre de la ciencia. Las técnicas de investigación no letales son los métodos más efectivos y eficientes para estudiar todos los cetáceos».
El gobierno japonés no esconde el hecho de que, una vez estudiadas, las ballenas serán despedazadas y su carne vendida.
Pero sostiene que hay suficientes ballenas enanas como para que se puedan cazar de una forma sostenible.
Estas ballenas son las más comunes y la especie no está en peligro de extinción, aunque expertos en contra de la caza sostenible de estos animales advierten que en las últimas décadas su población ha disminuido considerablemente.

Fuente BBC

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Georgina Ledezma vende pulseras hechas a mano. Alumna del CAM 7507

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Alumna del CAM 7507 del grupo de proyectos productivos, Georgina Kanakoqui Ledezma de 18 años de edad, joven alegre, entusiasta y trabajadora, con grandes habilidades para estar en un ambiente de trabajo, solicita el apoyo de la comunidad en general para que adquieran pulseras elaboradas con sus propias manos.

 


Bajo la asesoría y acompañamiento de la maestra Gabriela Rivero, en cuyas clases se desarrollan habilidades laborales con la finalidad de auto emplearse y/o realizar prácticas en ambientes reales, fue donde se gestó este emprendedurismo por parte de Georgina en la que de realizarlas como pasatiempo surgió la idea de ponerlas a la venta para generar sus propios ingresos como incentivo además, para que ella se sienta autónoma y feliz ya que debido a su delicada situación de salud no puede ejercer dentro de una empresa.
Este caso de éxito en la elaboración y convencimiento de producir artículos para su venta forma parte de los objetivos de nivel de formación para la vida adulta del CAM 7507 donde las maestras Ivone Santiago y Lydia Stirk del grupo de prácticas Laborales dan seguimiento puntual a todo su estudiantado.
Las pulseras de la joven Kanakoqui Ledezma estarán en venta en el restaurante “MAYÓLICA” ubicado en Blvd. Antonio Ortiz Mena 2033 Colonia Campestre-Lomas con un costo de $30 pesos.

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