WASHINGTON, D.C.—Una docena de legisladores demócratas presentó una demanda contra la administración de Donald Trump por imponer nuevas restricciones que, acusan, entorpecen ilegalmente su facultad de supervisar los centros de detención de inmigrantes en Estados Unidos, donde se han denunciado condiciones inhumanas y detenciones ilegales.
La querella, interpuesta este miércoles en la capital estadounidense, señala que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) implementó una política que exige un aviso con siete días de anticipación para ingresar a las instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Además, limita el acceso a oficinas específicas, contraviniendo una ley federal que autoriza a los miembros del Congreso a realizar inspecciones no anunciadas en estas instalaciones.
Durante años, las visitas sorpresivas de legisladores han sido una de las pocas ventanas que permiten a la ciudadanía conocer lo que ocurre tras los muros de los centros de detención migratoria. De esas visitas han salido testimonios de celdas hacinadas, alimentos descompuestos, negligencia médica e incluso la retención ilegal de ciudadanos estadounidenses.
En su escrito, los abogados de Democracy Forward —organización que representa a los legisladores— argumentan que las nuevas restricciones “han dañado el derecho individual de cada demandante, como miembro del Congreso, de ejercer su función de supervisión y de obtener información sobre las condiciones en las instalaciones del DHS”. Añaden que el perjuicio “es significativo, irreparable y continúa mientras los acusados sigan impidiendo tales visitas conforme a su política ilegal”.
Aunque algunos de los congresistas que han sido bloqueados no son parte formal de la demanda, se suman al coro de denuncias. Esta misma semana, varios demócratas de Maryland —incluyendo al representante Kweisi Mfume y al senador Chris Van Hollen— fueron impedidos de ingresar a una instalación del ICE en el Edificio Federal George H. Fallon, en Baltimore. De los legisladores demandantes, destacan el representante californiano Robert Garcia, la texana Verónica Escobar y Jason Crow de Colorado, quienes también fueron rechazados en centros de sus respectivos estados.
La tensión en torno a este tema ha escalado rápidamente. El mes pasado, la congresista demócrata LaMonica McIver fue acusada de agredir a agentes de seguridad tras un altercado en un centro de detención, derivado del arresto del alcalde de Newark. McIver sostiene que los cargos son “políticos” y que forman parte de un esfuerzo más amplio para frenar la vigilancia legislativa.
“Impedir que los miembros del Congreso visiten las instalaciones del ICE donde se retiene a migrantes viola claramente la ley federal —y la administración Trump lo sabe”, declaró Joe Neguse, líder asistente de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes. “No vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras esta administración oculta al pueblo estadounidense lo que ocurre dentro de estos centros”.
Hasta el momento, ICE no ha emitido comentarios sobre la demanda. Sin embargo, el tema promete escalar en la arena política, justo cuando el control migratorio y el trato a los indocumentados se perfilan nuevamente como ejes clave de la contienda presidencial en Estados Unidos.
El trasfondo de esta disputa resuena con fuerza en México, donde miles de connacionales y centroamericanos enfrentan procesos migratorios en centros como los señalados. La opacidad que esta nueva política promueve genera preocupación sobre posibles abusos, especialmente en un momento en que las cifras de detención alcanzan niveles récord bajo la gestión republicana.