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Salud y Bienestar

Conmemoran hoy el Día de la Salud Mental

En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra cada 10 de octubre, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chihuahua, da a conocer aspectos sobre afecciones que imposibilitan de manera importante el accionar de las personas.
La salud mental se ve comprometida cuando por distintas afecciones, los procesos mentales que rigen el desempeño de la persona en el medio ambiente modifican la percepción, conducta y reacción de lo que sucede en su entorno.
Los padecimientos mentales que afectan a la población se engloban en el grupo de las neurosis y psicosis, entre las que se pueden mencionar como las más comunes: depresión, ansiedad, esquizofrenia y bipolaridad, cuyas causas son variables y pueden ir desde la predisposición genética o lesiones, hasta factores externos como el medio donde se desenvuelve el individuo, la farmacodependencia y el uso de drogas.
Así lo comentó la doctora Lizbeth Peña, psiquiatra adscrita al Hospital General Regional (HGR) No. 1 del IMSS, quien además explicó cada uno de estos males de manera más detallada.
La depresión es un trastorno muy común, aseguró, es un estado de postración y tristeza en la persona, donde la falta de iniciativa y decisión disminuyen de manera importante su actividad.
La depresión de un sujeto se refleja en su actitud hacia los demás y sus acciones, se vuelve excesivamente precavido, teme gastar dinero y relacionarse con otras personas y actividades. El deprimido no sólo disminuye su calidad de vida, sino que puede llegar a atentar contra la misma.
En otro sentido, la ansiedad, es una intranquilidad que se manifiesta a través del insomnio, dificultad para relajarse, dolores musculares, hormigueos, cefalea, sensación de ahogo, ritmo cardiaco acelerado o malestares gastrointestinales,
Del mismo modo, indicó que un trastorno considerado grave es la esquizofrenia, porque existe una pérdida de contacto con la realidad que puede desintegrar o desorganizar la personalidad. El esquizofrénico puede llegar a rechazar el mundo exterior, porque se introyecta en su propio mundo imaginario, donde sus actos e ideas se han adaptado. Este padecimiento es de los más comunes en su tipo.
La paranoia, consiste en manifestar manías persecutorias, a veces con alucinaciones de tipo auditivo, principalmente; el paranoico siente que una persona o grupo (no necesariamente imaginarias) lo persiguen, vigilan o intentan matarlo. Con base en ello proyecta un intenso temor y recelo que es posible se relacionen con excesivas ambiciones y sueños de grandeza no realizados. Frecuentemente, el paranoico acusa a los supuestos perseguidores de sus fracasos.
Casi tan común como la esquizofrenia, está el trastorno bipolar que se caracteriza principalmente por periodos intermitentes y alternantes de depresión y manías, es decir pasa de un estado pasivo, aislado y sin actividad, a repentinos momentos de euforia que hacen impredecible su reacción ante lo que ocurre en su ambiente.
La doctora señaló que los trastornos mentales se manifiestan de muchas maneras y que variarán según la persona, de igual forma es difícil que quien los sufre se percate de su problema, y es su actitud hacia los demás lo que alerta a sus allegados de que algo anda mal.
El IMSS cuenta con especialistas capaces de diagnosticar este tipo de enfermedades y en base al padecimiento que se presente, se le recomendará el mejor tratamiento. Este puede ir desde terapias conductuales,hasta el uso de medicamentos para normalizar la situación del paciente y mejorar la calidad de vida.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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