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Considera EU a Juárez como la ciudad más peligrosa del mundo

Estados Unidos consideró que Ciudad Juárez sigue siendo «la ciudad más peligrosa» de México, del Hemisferio y posiblemente del mundo entero.

Al ofrecer una valoración de la situación de la violencia en México, el Subsecretario de Estado para el narcotráfico internacional, William Brownfield, consideró que los carteles de la droga se siguen disputando el control de esa entidad para mover su mercancía rumbo a Estados Unidos.

«Ciudad Juárez es la ciudad más peligrosa de México y de todo el Hemisferio, sino del mundo entero», insistió Brownfield al caracterizar la batalla que se libra ahí como de «largo plazo» para recuperar el control de una ciudad que hoy disputan palmo a palmo los elementos de la policía federal al crimen organizado.

Apenas el pasado 18 de febrero, el presidente de México, Felipe Calderón, aseguró que número de homicidios en Ciudad Juárez se ha reducido en un 57 por ciento desde la puesta en marcha hace dos años de la estrategia de seguridad «Todos Somos Juárez».

«Si se toman exactamente los dos años de la estrategia ‘Todos Somos Juárez’ hasta enero de este año, los homicidios en Juárez se han reducido 57 por ciento», aseguró Calderón durante la inauguración de la Primera Feria del Empleo 2012 en esa ciudad.

La violencia en Ciudad Juárez fue uno de los temas de análisis y discusión durante la audiencia que presidió el republicano por Florida, Mario Díaz-Balart, en el subcomité de adjudicaciones de la cámara baja.

Durante su intervención, el legislador demócrata, Adam Schiff, inquirió a Brownfield sobre el asesinato de cinco policías la noche del pasado miércoles, después de que las autoridades federales habían decidido la concentración de más de 2,500 efectivos en varios hoteles para asegurar su protección ante los continuos ataques y amenazas del crimen organizado:

«A la luz de lo que ha ocurrido (con el asesinato de esos cinco policías), cómo espera que seamos optimistas con lo que está ocurriendo en México», le interpeló Schiff.

En su turno de respuesta, Brownfield reconoció que éste tipo de incidentes «revelan la naturaleza y la gravedad del problema» que Estados Unidos se ha comprometido a combatir al lado de México y consideró que, desafortunadamente, en Ciudad Juárez «la intimidación sigue siendo gran parte del problema».

Además, el subsecretario de Estado reconoció que la infiltración de las policías estatales y municipales en México, por parte del crimen organizado, sigue siendo «un serio problema». De ahí, justificó, el despliegue de la policía federal y de elementos de la marina y el ejército que forman parte de una solución «temporal» en algunos estados fronterizos con mayor índice de violencia.

Brownfield, un entusiasta defensor de la colaboración entre México y Colombia, aseguró que al final el gobierno mexicano tendrá que decidir el modelo que seguir para resolver sus problemas.

«¿Apostarán por el modelo colombiano que invierte mucho en cuestiones de seguridad?. ¿O diseñaran un modelo de comunidades separadas con entrenamiento específico para policías, fiscales y jueces que puedan garantizar la protección de esas comunidades?», resumió el funcionario.

En medio de una situación, que sigue siendo extremadamente preocupante en ciudades como Juárez, Brownfield se declaró sin embargo optimista a la luz de lo que se ha conseguido hasta ahora –obligando, entre otras cosas, a retirarse a los carteles a otras regiones como a Centroamérica–, para pensar que las cosas serán mejores en el largo plazo:

«No tenemos que alcanzar el paraíso para alcanzar el éxito. Lo único que tenemos que hacer es encarecer entre un 5% y un 10% el negocio (del narcotráfico). Cuando logremos eso, las leyes económicas entrarán en juego y los narcos tendrán que irse a otra parte», aventuró.

Con información de El Universal

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Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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