La familia de un niño de 11 años que murió de cáncer mientras esperaba un trasplante de médula ósea realizó el martes su funeral, dándole a seres queridos la oportunidad de despedirse al tiempo que se preguntaban si la muerte pudo haberse evitado.
Erick Altuve yacía en el ataúd blanco con bordes dorados, acompañado por pingüinos de peluche, un camioncito y lápices de colores. También había dos botellas de plástico con los batidos de vainilla y chocolate que solía tomar para cobrar energía.
Detrás de él había un cometa con su nombre y un crucifijo de madera.
Compartir con él era lo mejor”, dijo entre lágrimas el padre, Gilberto Altuve. «Es fuerte saber que ya no está».
La íntima ceremonia en el barrio pobre de Petare, en Caracas, reflejó la angustia por la crisis humanitaria que se vive en el país y que ha destrozado la capacidad del sistema de salud de Venezuela de proporcionar un tratamiento adecuado a los enfermos.
Erick es uno de varios niños con cáncer cuyas muertes han despertado un enconado debate entre el gobierno y la oposición sobre quién tiene la culpa.
Un grupo de manifestantes se reunió hace unos días afuera del Hospital Pediátrico J.M. de los Ríos, al conocerse la noticia de las muertes de Erick y de otros tres niños que estaban esperando un trasplante de médula ósea. Muchos dijeron que el gobierno del presidente Nicolás Maduro es el responsable del colapso de los servicios de salud en Venezuela, que también se encuentra sumida en una profunda crisis con hiperinflación y escasez de alimentos, electricidad y combustible.
El gobierno venezolano, por su parte, aseveró que las sanciones estadounidenses, diseñadas con la intención de obligar a Maduro a dejar el poder, congelaron el dinero que se pudo haber utilizado para enviar a los niños a Italia para sus trasplantes de médula ósea. En casos anteriores esas operaciones se financiaban con mediación de la petrolera estatal PDVSA, que es ahora blanco de esas sanciones, según el canciller venezolano Jorge Arreaza.
Hay continuas labores internacionales para ayudar a los niños venezolanos que padecen cáncer. El hospital pediátrico Bambino Gesu del Vaticano anunció el 23 de mayo que cuatro pequeños venezolanos, de 10 a 17 años, habían llegado para recibir tratamientos oncológicos con ayuda de la Cruz Roja internacional.
Venezuela no tiene la tecnología para realizar trasplantes de médula, una cirugía compleja en la que el sistema inmunológico del paciente es eliminado para descartar cualquier posibilidad de rechazo. Después de la operación, hay un período de espera para ver si el trasplante funcionó y para que el sistema inmunológico sea restablecido, durante ese tiempo el paciente es sumamente susceptible a infecciones y debe ser monitoreado cuidadosamente.
Erick falleció el domingo en el hospital J.M. de los Ríos, donde los familiares de los enfermos y el personal dijeron que faltan medicamentos e incluso una nutrición decente.
En su casa ubicada en una ladera de Petare, Gilberto Altuve dijo que sintió ira e impotencia con la “ignorancia” que cree que contribuyó a la muerte de su hijo, pero no culpó a ningún bando político.
Con la voz quebrada, repitió algunas de las últimas palabras de Erick.
Excelsior