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#Covid-19 Qué es la Inmunidad de Rebaño, según López-Gatell

Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, explicó en la conferencia vespertina de este sábado el concepto “importante” en la epidemiología de las enfermedades infecciosas de inmunidad de rebaño, el cual permite tomar ciertas decisiones útiles en la práctica de la prevención y el control de las epidemias.

El nombre viene del conjunto de individuos de una especie. “Frecuentemente se piensa en especies animales de interés ganadero, pero cualquier colectividad es un rebaño”, explicó.

Las enfermedades infecciosas se caracterizan por sus mecanismos de transmisión. Hay enfermedades que se transmiten por vía respiratoria, como es el caso de COVID-19, por agua y alimentos, vectores como las enfermedades transmitidas por mosquitos, sangre, o contacto directo.

El subsecretario informó que el concepto de inmunidad de rebaño aplica a cualquier enfermedad de cualquier mecanismo de transmisión, pero es “más claramente identificable” cuando se habla de enfermedades transmitidas entre seres humanos.

Explicó que cuando existe una colectividad de personas, y algunas de ellas presentan la enfermedad, en la vida diaria solamente se puede interactuar con un número limitado de otras personas. “No se interactúa con todas las personas existentes”, dijo.

“Puede ser que algunas de esas personas con las que interactuamos, inicialmente seamos todas y todos susceptibles a una enfermedad. Es el caso de una epidemia de enfermedad emergente como COVID-19, donde nadie, antes de los primeros días de enero, tenía inmunidad hacia COVID-19 porque es una enfermedad nueva”.

López-Gatell informó que una persona, “interactúe con quien interactúe”, puede provocar un contagio “a cierta probabilidad”. Para que exista una cadena de transmisión o la propagación de la enfermedad se requiere que una persona infectante contagie a alguien. “Pasan los días y las dos personas se curan de COVID-19, como ocurre en ocho de cada 10 personas sin factores de riesgo”, dijo.

Entonces, “desarrollamos inmunidad y somos biológicamente resistentes a COVID-19. Si llega una persona infectante, y esa persona interactúa con nosotros y se va, nosotros ya no podemos ser contagiados. Representamos una barrera a la capacidad contagiante de la nueva persona que llega para contagiar. Si somos dos y esa persona interactúa con otros, todavía puede contagiar a otros”, explicó.

El subsecretario dijo que entre mayor sea la cantidad de personas inmunes, menor es la probabilidad de propagación del virus. “Si somos cuatro, es menos probable que contagie. Entre mayor cantidad de personas inmunes, menor probabilidad de que alguien contagiante infecte a los que restan. No se necesita llegar al 100% porque los que somos inmunes somos una barrera a esos contagios”.

Ejemplificó con una situación hipotética: si el 80% de la población es inmune, cuatro de cada cinco personas que se encuentren con alguien que tenga la enfermedad no enfermarán y no la transmitirán. López-Gatell explicó que la metáfora o la imagen del rebaño es de un grupo que pone una barrera a los contagios.

Especificó que entre más contagiante sea la enfermedad, más grande necesita ser el porcentaje de personas que son inmunes para que se logre el punto crítico de protección que confiere la inmunidad de rebaño.

“Para los programas de vacunación es muy importante porque determina cuál es la proporción de personas que deben ser inmunizadas para garantizar que no ocurra un brote o que si ocurre un brote no se propague”, afirmó el subsecretario.

El COVID-19 tiene un nivel de contagiosidad superior al de la influenza pero inferior al del sarampión. Algunas estimaciones indican que se necesitaría al 70% de personas inmunes, en cualquier población, para que el efecto de inmunidad de rebaño contribuyera al agotamiento de la epidemia. La estimación de la proporción de personas inmunes es uno de los elementos importantes para las decisiones de salud pública respecto al fin de las medidas de mitigación y de control.

Para la pandemia de coronavirus en México se planea hacer encuestas serológicas: encuestas que permitan reconocer la proporción de personas en el país que tienen inmunidad a COVID-19. “Son varios ejercicios de encuesta que estaremos haciendo”, dijo López-Gatell, haciendo referencia a encuestas en los ámbitos de trabajo y a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, que integrarán “un componente COVID-19”.

La encuesta serológica significa realizar una entrevista para hacer el reconocimiento de ciertas características junto con la toma de un espécimen de sangre para identificar anticuerpos y por lo tanto inmunidad en los humanos.

“Una de las limitaciones que enfrenta el mundo entero es que, a pesar de que han pasado ya más de cuatro meses desde el inicio de esta epidemia, no existe una evidencia científica sólida y consistente de consenso sobre cuándo empiezan a aumentar los anticuerpos respecto al día de la infección, hasta cuánto sube la concentración, cuánto duran, y, lo más importante, si la concentración que se puede observar significa protección biológica”, dijo el subsecretario.

En México no se han iniciado las encuestas serológicas porque “es más conveniente esperar el momento donde hay el declive de la curva epidémica”. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición planea arrancar en julio de este año.

Por medio de redes sociales como WhatsApp se ha viralizado una nota de voz en la que se invita a una “fiesta súper rara” que supuestamente se llevaría a cabo el 23 de mayo, en la alcaldía Álvaro Obregón. A ella, especifica una persona, asistirá gente con COVID-19 para contagiar a otros y que se logre lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado “inmunidad de rebaño”.

Sobre este tema habló el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien consideró que la ciudadanía no hará caso a esa información e incluso pidió que quienes hacen y reproducen este tipo de invitaciones a través de las plataformas digitales “recapaciten”, pues se debe priorizar la vida de los mexicanos.

La Secretaría de Salud (SSa) reportó este sábado 16 de mayo que los contagios por COVID-19 acumulados son 47,144. Además, desde el inicio de la epidemia, México ha sufrido 5,045 fatalidades.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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