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Salud y Bienestar

Crecen 20% casos de crisis asmáticas: INER

El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) de la Secretaría de Salud alertó sobre el incremento de 20% en casos de crisis asmáticas durante la temporada invernal, especialmente entre infantes de cinco y siete años de edad, por lo que recomendó adoptar medidas preventivas.

Este padecimiento es la principal causa de atención en menores y adultos en la consulta externa del INER, específicamente en esta temporada, cuando se reporta un pico estacional de 20%, informó Carmen Cano Salas, neumóloga pediatra del instituto.

El asma, detalló la especialista, es una enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias que se presenta principalmente en la población infantil, y que aparece de manera súbita por un proceso infeccioso, o al desencadenarse una alergia entre ellas al polen, algunos alimentos, polvo, moho, plumas, animales, y contaminación ambiental, entre otros.

Cano Salas explicó que el asma se caracteriza por ataques recurrentes de disnea y sibilancias, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra, además pueden presentarse varias veces al día o a la semana, y en algunas personas se agravan durante la actividad física o por la noche.

La especialista del INER señaló que el asma es más frecuente entre los menores de cinco a siete años, por lo que es importante que los pacientes tengan el seguimiento y tratamiento adecuado.

Notimex

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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